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Estudios sugieren que egipcios modernos no comparten sangre faraónica
Expertos han supuesto que los egipcios modernos comparten parentesco con antiguos subsaharianos, mas no con los habitantes en la época de los faraones, indicó el estudio realizado por el equipo de investigación coordinado por el Instituto Max Planck y la Universidad de Tubinga.
Los investigadores analizaron a más de 151 momias provenientes de Abusir el-Meleq, a orillas del río Nillo, comprendidas entre el año 1400 a.C. y 400 d.C. y llegaron a reconstruir el genoma de tres de ellas.
Originalmente publicado en Nature Comunications, este estudio muestra que las momias pueden proporcionar el material genético importante para el estudio del pasado antiguo. Un segundo dato significativo fue la falta de herencia genética con los habitantes del país en la época farónica e comparación con los habitantes modernos.
En su lugar, dichos ancestros parecen compartir mayores similitudes con los antigupos habitantes del Oriente Medio. “En particular, estábamos interesados en ver los cambios y las constantes en la conformación genética de los habitantes de Abusir el-Meleq”, dijo Alexander Peltzer, de la Universidad de Tubinga.
Al investigar la razón de este descubrimiento atribuido a las posibles conquistas extranjeras, el resultado fue que el periodo estudiado existía una gran continuidad genética y parentesco cercano con la población del Levante, la península de Anatolia y el neolítico europeo.
Con esto, fue probado que no existieron grandes cambios debido a las dominaciones extranjeras, por lo que otra explicación sugiere que el aumento de la movilidad y el comercio entre Egipto y las regiones subsaharianas hayan producido este cambio del genoma.
Sin embargo, los estudios genéticos sobre el Antiguo Egipto no pueden darse por sentado debido a problemas metodológicos y temores de contaminación dentro del material estudiado.
“La posibilidad de la conservación del ADN tiene que ser vista con escepticismo (…) Las altas temperaturas egipcias, los altos niveles de humedad en muchas tumbas y algunas de las sustancias químicas usadas en la técnica de momificación contribuyen a la degradación del material” dijo Johannes Krause, autor principal del estudio.
Con información de El Universal