Lotería coahuilteca
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Lotería coahuilteca
Tan de moda en estos confines, el tradicional juego mexicano ahora se manifiesta con cartas marcadas anónimas.
La escalera. Esta carta pertenece a una legisladora que, al negarse a ser sparring del delfín, negoció posiciones y todo por no hacerle sombra y hasta poder resultar triunfadora. A cambio recibió un cargo de primer nivel en el PRI, imponer como candidata a diputada a la Tessy Guajardo (tan desafortunada que ni siquiera podrá votar en su distrito, ya que vive en Saltillo) y de pilón colarse como posible candidata a la Alcaldía saltillense en 2018. Todo ello en el papel, porque en la praxis ya hemos visto que no da una.
El catrín. El personaje anduvo de perra flaca buen tiempo hasta que fue rescatado por el profesor bailarín y se lo llevo al Municipio, luego a los dos desgobiernos, resultando el cerebro de los ataques que hoy día se generan contra su antiguo mentor y del abogado Luna Canales. El empresario generaba jugosas facturas en las empresas fantasma que produjeron su arribo a la cúspide de los pudientes con residencia de dos mil metros, yate, bonos y viajes y todo ello desde fuera del Gobierno. Será de los primeros perseguidos en la hora de la debacle del PRI en Coahuila, sobre todo por lo siniestro de su actuación desde las sombras del poder.
La dama. La carta es ajena a esta tierra, sin embargo, con indudable influencia y poder para disponer a su antojo de cuanta posición política haya que cubrir. De entrada, echó del gabinete a Franco y a Martha Laura, luego desde su búnker impuso delegados federales, candidatos a diputados locales, federales y hoy hasta un delfín a la Gubernatura. Desde su posición en el PRI nacional, redactó la carta que corrió del tricolor a Humberto. Hoy, en el máximo status de un poder inimaginable; mañana, de vuelta a su terruño en la sierra.
El nopal. Esta carta es bastante graciosa, más bien bufona. El personaje ha cuidado los dineros del clan desde que Humberto era alcalde, y desde entonces las trapacerías, en un tiempo fueron las patrullas chatarra de las que se obtuvo una jugosa ganancia, luego como secretario de Contraloría no se dio cuenta del boquete en las finanzas de Coahuila y hoy como secretario del tesoro moreirano no se acuerda haber pagado más de 600 millones a las empresas fantasma, ni de disponer de 2 mil millones para “obras” que no se realizarán en 2017. Ya aseguró su pensión a través de la construcción de una plaza comercial en sociedad con su cuñado Ochoa y el diputado Frausto Siller, por el rumbo del Muguerza.
El valiente (¿o será el demente?). Esta carta se voló la barda de plano y ya la perdimos. Amenazante, retador, galante con las damas, el antiguo Kalimán de la calle Ramos se convirtió en el hazme reír de la política comarcana. Después de su sexenio de derroche, pero de gran crecimiento de su patrimonio familiar, de que lo destituyeran y luego expulsaran del PRI, mendiga el voto para ser salvado, por efectos del fuero, del traje de rayas. Hoy, contra la pared, se defiende del vituperio lanzado por instrucciones de su misma sangre a través de David Aguillón. Le espera el fin de la cigarra en una historia digna de la tragedia griega.
El pescado. Esta carta es un delfín, que pese a que durante los últimos cinco años ha hecho campaña en pos de la Gubernatura, no logra ser considerado por el electorado. Con una estrategia de campaña ajena, un equipo prestado y sobre todo vigilado, sin posibilidades de incluir en su discurso temas como el de la transparencia en las cuentas y su falta de carisma, el delfín se encamina a un abismo, pero no quiere rodar solo. Gustoso de lujosas residencias, autos clásicos, relojes y camisas de 200 dolares, es visto como una imposición tendiente a enterrar las trapacerías de su mentor.
La mano. Poder tras la sombra en el anterior sexenio, encabeza uno en el que el miedo y la corrupción son los indicativos. Acorralado y sin carisma, visiblemente molesto desde hace más de un año, desde su búnker regalado fragua la salida, que aunque sin decoro, pueda salvar las mieses familiares que se multiplicaron por millones. Lleno de enemigos que desde adentro y afuera le están cobrando las facturas, planea la fuga. Su paso por la historia coahuilense es uno de represión, de escasez de obra y sobre todo de una gran simulación.
¿Notó, estimado lector, que la constante en estas cartas es que les es imposible comprobar que con sus ingresos puedan ser propietarios de tantas propiedades y riquezas?