¿Tigres sabe jugar Finales?

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¿Tigres sabe jugar Finales?

Foto: Cuartoscuro

Tigres sumó un nuevo fracaso en el plano internacional, lleva tres intentos fallidos en continuado y a estas alturas vale preguntarse si este equipo sabe jugar Finales.

También la autocrítica supone ser una tarea impostergable para Ricardo Ferretti, un técnico al que se le destaca su experiencia, pero al que se le pone en duda su capacidad de maniobra en la alta exigencia.

Tigres presume ser un equipo de Finales, pero no necesariamente esto significa que esté preparado y capacitado para afrontarlas. 

Esta apreciación fulmina esos aires de grandeza que suelen incorporarse en los calificativos que decoran hoy por hoy su nombre.

El dinero ayuda, pero no lo es todo en el futbol. O mejor dicho, no es nada si la jerarquización de la nómina no coincide con una ambición deportiva en permanente estado de superación que lo catapulte más allá de sus propias fronteras futbolísticas.

El mérito de Tigres es escalar hasta las Finales, pero éstas parecen  no resultan ser un disparador que active su hambre competitiva, sino más bien representan ser su punto de llegada.

Tigres toma como destino la Final, pero no el título. Lo exhibe en su falta de autoridad y vulnerabilidad para encarar estas series decisivas.

Le ha pasado en la Copa Libertadores y en la Concacaf, donde en seis partidos de tres series finales nunca ha podido ganar. Fue herido primeramente en el Universitario y derrumbado casi sin oponer resistencia en el Monumental (River), en el Azteca (América) y en el Hidalgo (Pachuca).

En los tres casos ha presentado los mismos síntomas de equipo chico. Juegos ordinarios, mezquinos, desesperados, sin variantes, sin estrategia y sin llegar a la línea de gol. Como si el contexto y el factor presión le secuestraran la adrenalina y el poder de ejecución.
Tigres sólo ha podido ganar 2 de los 12 juegos de las recientes 6 series Finales que ha disputado, incluidos los tres últimos torneos Apertura. Un dato que confirma la teoría y responde a la pregunta inicial.

Es más, no ha sido capaz de dominar los resultados en 180 minutos ni siquiera cuando fue campeón frente a Pumas y América. Su premio llegó vía penales, o lo que es lo mismo, por un volado.

Por lo tanto, la propaganda que se hace de este Tigres no es completa, en todo caso, es exagerada. Los fracasos le siguen dando en el traste a sus propósitos y su imagen se destiñe, paradójicamente, cuando más debe encandilar.

Es mentira que Tigres sea un equipo de Finales si la interpretación del concepto abraza eso de saber disputarlas. Ya ha dado muestras de que puede llegar cuantas veces quiera, pero también de que no está capacitado para ganarlas.

Ferretti todavía cree que la jerarquización en algún momento marcará diferencia, y por lo mismo no hace nada para estimularla.

En Pachuca, ni siquiera se levantó de su asiento para mover el tablero en un momento de urgencias. Otra señal de lo acabado e inoperante que está su sistema en tiempos donde debería consolidarse.