Diálogo parejo

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Diálogo parejo

El equipo humano de ‘Tarahumara Sustentable’ hace muy bien su trabajo a partir del establecimiento de una sólida gobernanza ambiental donde se hable de igual a igual 

Vaya que la vida nos ofrece oportunidades todos los días si estamos abiertos al conocimiento. En mi reciente visita a Chihuahua conocí a un entusiasta ingeniero forestal con experiencia de trabajo en la Conafor (Comisión Nacional Forestal) y que ahora es responsable de un proyecto iluminador de la mano del GEF, de Naciones Unidas Medio Ambiente (que es el socio financiador), y del Fondo Mundial de la Naturaleza. El proyecto se llama: “Tarahumara Sustentable. Conservación de biodiversidad y servicios eco sistémicos”.

Tres organismos de nivel mundial esperan que los habitantes de la sierra Tarahumara reconozcan nuevos medios para preservarla y elevar, paralelamente, los estándares de su calidad de vida. El gran propósito de lo anterior es que la sierra Tarahumara sea una Reserva de la Biósfera que garantice un aprovechamiento sustentable de sus recursos naturales en 40 millones de hectáreas, que incluye territorio de 12 municipios del Estado de Chihuahua.

El proyecto tiene una duración total de cinco años, y ya se llegó al medio término.

Algo sustantivo en el proyecto es que se busca la alineación de las políticas públicas de los municipios involucrados y del Gobierno Estatal de Chihuahua. Las autoridades locales deben comprometerse a apoyar una reserva natural de aguas para la conservación del medio ambiente. Entre los instrumentos de gestión del proyecto me pareció poderoso y replicable el de la gobernanza ambiental. Tengo muy claro que una buena gobernanza hace posible el llegar a acuerdos políticos para potenciar el desarrollo humano sustentable.

En ausencia de una buena gobernanza, la problemática social y económica de cualquier comunidad adquiere carta de residencia: los acuerdos no llegan nunca. Esto lo he venido observando en todos los puntos cardinales del México.

El ingeniero chihuahuense Manuel Chávez me compartió que está esforzándose con su equipo de trabajo para promover la gobernanza ambiental entre las comunidades tarahumaras con una metodología creada para construir un código de comunicación que medie los intereses de los involucrados para realizar acciones concretas como la construcción de un camino vecinal o la edificación de una construcción comunitaria, como es el caso del Centro Holístico de la Ciénega de Norogachi que está por establecerse y para el que se requiere mano de obra de los beneficiarios y de apoyos materiales.

Un buen ejemplo de gobernanza regional fue haber reunido a representantes de las 22 comunidades que comparten la cuenca hídrica de Norogachi para que expusieran su problemática y para que escucharan cuál es la oferta de las instituciones y Gobiernos para resolverla. Eso es un verdadero camino de dos vías.

Manuel Chávez ha llegado a conclusiones iniciales como la de que no tiene sentido intentar la creación de un consejo regional para la sierra porque existen habitándola cuatro etnias con dos variantes cada una: tarahumaras, tepehuanes, pymas y guarojillas. Quienes gobiernan las poblaciones originarias despliegan tareas religiosas y tareas para aplicar las leyes autóctonas, pero no se pueden asumir como sus representantes.

Para la plataforma de gobernanza ambiental que será central en el modelo de gestión del proyecto “Tarahumara Sustentable” se está diseñando una metodología de diálogo que logre una consulta ciudadana informada. Las palabras claves del diálogo parejo son de igual a igual, lo que significa una interlocución constructiva.

En Norogachi, municipio de Guachochi, que contiene la comunidad tarahumara más importante porque se concentra allí el 60 por ciento de la población de este pueblo originario, ya se han organizado talleres desde la experiencia de comunidades chiapanecas.

El equipo humano de “Tarahumara Sustentable” hace muy bien su trabajo a partir del establecimiento de una sólida gobernanza ambiental donde se hable de igual a igual para que queden ejemplos para que, cuando concluya el proyecto en dos años y medio más, se consolide la sierra Tarahumara como una Reserva de la Biósfera; aunque hay intereses oscuros de la delincuencia organizada que se ha adueñado del sitio, y eso es un crimen que atenta contra la sustentabilidad del planeta.