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El monstruo ‘come récords’
ORLANDO.- En la vida de Russell Westbrook siempre ha habido un pero. El más grande es punto y aparte. La muerte de su inseparable amigo, Khelcey Barrs, a causa de una atrofia ventricular, tras unos partidillos en Lawndale, Los Ángeles.
Eran unos adolescentes que soñaban en jugar con la Universidad de UCLA. Por entonces Westbrook no estaba siquiera en la lista de los 150 mejores jugadores de instituto del país.
No sorprendió que, tras hacer realidad el primero de sus sueños, tampoco fuera titular en su primer año con UCLA, o no despuntara en su segunda temporada allí.
¿Porqué? ¿Por qué no? fue su lema cuando se fijó la NBA como meta. Entró por la puerta grande, elegido en la cuarta posición del draft de 2008 por Oklahoma City, entonces todavía SuperSonics de Seattle.
Otro pero. Un año antes había llegado a Seattle el jugador franquicia del equipo, Kevin Durant. Convivieron durante ocho temporadas, llegaron a una final y la perdieron, en 2012, ante Miami.
El controvertido adiós de Kevin Durant a Oklahoma City dejó esta temporada pista libre a Westbrook, pero también una responsabilidad que el base de 28 años y 1.90 de altura ha asumido con un rendimiento asombroso.
Ya en sus días de tensa convivencia, Westbrook no se resignaba a ser el segundo de a bordo. “Es muy fácil jugar al lado de jugadores como Kevin. Ellos hacen que el baloncesto parezca un videojuego, pero que nadie me subestime”, advertía el jugador que eligió el número 0 para su camiseta.
El problema es que la voracidad y el estilo de juego de Westbrook, más físico y agresivo que cerebral, siempre ha generado reparos. Incluso su entrenador hasta 2015, Scott Brooks, daba pistas: “Tenemos a una bestia de la naturaleza en el equipo, que es Russell. Pero tiene que entender que aquí todos remamos en la misma dirección. Trabajamos en ello”.
Westbrook se ha ganado a pulso sus seis presencias consecutivas en el Juego de Estrellas, en el que ha sido elegido dos veces el mejor, el MVP, en 2015 y 2016.
Esta temporada su rendimiento es todavía más asombroso. Y aquí viene otro pero. No fue elegido para el quinteto titular del último Juego de Estrellas en Nueva Orleáns. Stephen Curry y James Harden se situaron por delante de él. Pero Westbrook estuvo a punto de lograr su tercer MVP consecutivo en el jego de media temporada, con 41 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias.
Solo el récord anotador de Anthony Davis, con 52 puntos, lo impidió. En la Liga, el 0 de los Thunder va de plusmarca en plusmarca. La última es la estadística que firmó en el partido que Oklahoma City ganó en Orlando (106-114) con 57 puntos, 13 rebotes y 11 asistencias, con 21 de 40 en tiros de campo, incluido un 6 de 15 en triples, y además de 9 de 11 en tiros libres. Nadie había logrado un triple doble que incluyera 57 puntos.
El partido se decidió tras una prórroga, forzada por un triple de Westbrook. Fue, además su triple doble número 38 de esta temporada. Se sitúa a solo tres de igualar el récord establecido por el legendario Oscar Robertson en la temporada 1961-1962.
Le quedan ocho partidos para conseguirlo, los que deben disputar los Thunder para concluir la temporada regular. El base californiano, que promedia 31.8 puntos, 10.6 rebotes y 10.4 asistencias puede convertirse también en el segundo jugador en la historia de la NBA que concluye la temporada con un triple doble, como lo hizo Oscar Robertson en 1962 con 30.8 puntos, 12.5 rebotes y 11.4 asistencias. Una barbaridad.