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Coahuila tiene una ‘bomba de tiempo’
Por: Karla Guadarrama
Fotos: Especial
Los bosques de Coahuila enfrentan dos amenazas, por un lado el clima no ha estado de su lado durante el invierno, dejando decenas de hectáreas convertidas en combustible latente y por otro lado un grupo de incendiarios, que ha retado abiertamente a los guardabosques.
Este invierno fue atípico para las autoridades. Diciembre, enero y febrero registraron en total cuatro fechas con temperaturas bajas, a la fecha se cuenta el frente frío número 34, pero estos además de no traer humedad a los ecosistemas, no se han presentado por debajo de los 10 grados.
“El peligro es alto, muy alto” sentenció en entrevista el delegado de la Comisión Nacional Forestal al ser cuestionado por la temporada de incendios forestales. Confesando la preocupación que invade al equipo de trabajo, aseguró que áreas verdes se han convertido en combustible debido a la ausencia de humedad.
En los primeros 60 días del año se han registrado 33 incendios forestales. En teoría la naturaleza actúa de forma cíclica por un lado, por otro existen descuidos que terminan envolviendo en llamas “zonas verdes” y por último, la más grande amenaza: un grupo de pirómanos.
En dos meses, un grupo de desconocidos se habría adjudicado casi 200 hectáreas de bosque dañadas de forma intencional, la amenaza fue publicada vía redes sociales con la sentencia: “A ver quién se cansa primero, si nosotros de prender incendios o ellos de apagarlos”, denunció el ingeniero Carlos Galván, delegado de Conafor, durante la entrega de nuevo equipo a brigadistas.
De malas
El Centro Nacional de Control de Incendios Forestales ubicó al Estado de México, Ciudad de México y Jalisco como los tres estados con mayor número de siniestros durante el primer semestre del año pasado, Coahuila ni siquiera figuró en el top 10 de la lista.
Naturaleza saboteada
Los procesos naturales requieren su tiempo, los daños causados por el mismo clima inclemente se solucionan más fácilmente que los que causa la mano del hombre
Los ecosistemas se regeneran de manera natural. La tierra ha tenido desde sus inicios tiempo para perfeccionar el proceso, los incendios van a continuar, siempre y cuando exista vegetación. Aunque últimamente el hombre estaría atentando contra el suelo por beneficios económicos.
El problema es cuando el impacto sobrepasa la capacidad evolutiva o la alenta, es decir, si un ecosistema resulta tan dañado que necesite 20 años en promedio para recuperarse.
DAÑOS SUPERFICIALES
En incendios de bajo impacto, como arbustos o matorrales, la afectación del suelo es poca, prácticamente al día siguiente la vegetación comienza a salir, pero cuando el impacto es mayor y los árboles se ven afectados junto con el suelo, el proceso de asociación ecológica es prolongado.
Frente a una situación de bajo impacto, el musgo es el primero en actuar cumpliendo con la función de preparar el terreno con nutrientes para que después vengan pastos y matorrales lo que a la largo dará paso al crecimiento del arbolado, dependiendo del daño en esta clasificación el promedio de recuperación para la zona quemada va de dos a tres años.
DAÑOS PROFUNDOS
En el caso de incendios de alto impacto es necesaria la mano del hombre para ayudar a la naturaleza. El trazo de trincheras es un ejemplo, además de ayudar a cortar el fuego sirven para marcar el paso del agua a fin de ayudar a la recuperación del ecosistema. Lo anterior aunado a un plan de reforestación para acelerar el proceso natural que de no ser así llevaría hasta 20 años para su recuperación.
La Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales es la encargada de avalar que alguna zona afectada con anterioridad se haya recuperado por completo, la conclusión de llega a través de un estudio.
EL HOMBRE REFORESTA
El año pasado la Secretaría de la Defensa Nacional junto con la Conafor Coahuila entregó 10 mil plantas para campañas de reforestación impulsadas por colegios de Ocampo, Frontera, Acuña, Arteaga, Saltillo y Nadadores. Durante el 2015 la dependencia entregó 3.4 millones de ejemplares de pino piñonero, mezquite, fresno, trueno, palma, maguey y tulia.
Los bosques de Arteaga cuentan con matorrales y pinos, ecosistemas que dependen del fuego para regenerarse y continuar su ciclo, de acuerdo al especialista el 95% de los incendios del 2016 fueron de vegetación superficial, es decir bajo impacto.
Ejército contra el fuego
La temporada de incendios forestales arrancó de forma oficial el primero de marzo y aunque en el estado un grupo de incendiarios se ha encargado de adelantar las llamas, Conafor anunció el apoyo para que la región cuente con dos millones 700 mil pesos para brigadas.
Áreas naturales de Coahuila estarían siendo respaldadas por 200 personas en grupos de 20 brigadas, sólo como parte del apoyo extra que complementa brigadas de Conam, Semarnat, Sema y del Gobierno del Estado.
“Lógicamente la temporada nos hace estar en guardia permanente, porque la situación se presenta difícil. La temporada la esperamos difícil, si no llueve para marzo y abril el siguiente periodo sería hasta julio y agosto… época muy difícil, muy seca”. sentenció Carlos Galván.
En los últimos años, Protección Civil no se ha visto en la necesidad de evacuar gente en los ejidos, así lo aseguró el
subdirector.
“Lo primero que hacemos ante un reporte es descartar si hay núcleo poblacional vulnerable que nos lleva a hacer evacuaciones preventivas” puntualizó el subdirector.
En los campamentos de brigadistas el tiempo no pasa en vano. Cada uno busca labores para atender llamados de la forma más efectiva posible. Limpiar herramienta, revisar el vehículo, tareas de rutina que son interrumpidas cuando alguien marca el número 4130799.
“Cuando dan un reporte de incendio se preguntan datos, en qué parte se encuentra para poder buscar vías de mejor acceso para llegar al área más rápido, se evalúa el incendio y qué se está afectando” compartió Pedro uno de los brigadistas más prestigiados.