Sí merezco la abundancia
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Sí merezco la abundancia
El debilitamiento de los dogmas religiosos tradicionales ha facilitado que prosperen todo tipo de creencias dentro del ámbito del New Age, el cual engloba todo tipo de filosofías igualmente absurdas que las judeocristianas, pero que prometen recompensas más accesibles y terrenales a módicos precios.
Doctrinas que mezclan obviedades de autoayuda con retazos del pensamiento oriental y chamanería que nos prometen riquezas, salud, amor, paz emocional, trascendencia espiritual (of course, faltaba más) y, en suma, bienestar y plenitud a cambio de depositar nuestra fe en los cristales de cuarzo, la hierbita de moda, los cuatro acuerdos o lo que sea que nos dicte el telemerolico de Pare de Sufrir de acuerdo con la tendencia vigente.
Muy bien, pero ¿qué de malo pueden entrañar unas inofensivas creencias que sólo buscan el bienestar y toda la “buenaondez” del Universo que conspira a nuestro favor?
Pues haciendo a un lado el hecho de que no es sino una perversa industria con el único objetivo de exprimirnos hasta el último peso (lo mismo que todos los esfuerzos por organizar la fe), la onda cósmica implica fomentar en la gente ese peligroso optimismo mágico y pendejo desde el cual sus devotos suponen que los bienes deben llegar a su vida solitos, sin la inversión de esfuerzo, por decreto o, lo que es lo mismo, “por mis d’estos”.
Y allí tenemos a toda una generación de crédulos repitiendo mantras ridículos en vez de buscar y agotar maneras de invertir su energía y talentos para allegarse la riqueza.
Creo que todo ser humano tiene derecho intrínseco a la felicidad, pero si alguien desea algo en concreto, tiene necesariamente que empeñarse para conseguirlo. Pensar que nos merecemos las cosas está bien sólo desde cierto ángulo muy específico, pero ello fácilmente se desvirtúa y se llega a la arriesgada conclusión de que la prosperidad nos la debe Dios, el Universo o una fuerza superior de manera gratuita, cuando lo cierto es que la cantidad de gente con hambre en el mundo nos dice que la riqueza es todo, excepto regalada.
Pensar en que la vida nos lo debe todo, y lo único que tenemos que poner de nuestra parte es nuestro pleno convencimiento de ello, ocasiona que después nos brinquemos, como la cosa más natural, las trancas de la moral y la ley para agarrar lo que estimamos “es nuestro por derecho propio”.
El Gobierno del Estado de Veracruz de Miguel Ángel Yunes, está visto, se va a pasar el sexenio confiscando propiedades mal habidas a su predecesor, el auténtico Ratón Jarocho, Javier Duarte, y va a necesitar otros seis años extra para medio cerciorarse de que no le faltó nada.
En su más reciente incautación de bienes, entre los que se cuentan obras de arte de Botero, Miró, Siqueiros, Carrington y Tamayo, y algunas otras chucherías como perritos de porcelana y las quimios de los niños con cáncer de Veracruz, se hizo pública la libreta personal de Karime Macías, esposa del exgobernador mitad puerco, mitad roedor, mitad dinosaurio.
Por lo que se lee de su puño y letra, la ex primera dama es practicante del pensamiento cabalístico, por lo que visualiza y organiza todos los aspectos de su vida como señora del Avemed, en un mandala de anotaciones que expresan toda su noble intención de vivir en armonía con el Chi y con La Fuerza Jedi.
Una plana completa dedicó doña Karime a escribir 47 veces su decreto para convencerse a ella y a todas las fuerzas cósmicas de su afirmación: “Sí merezco la abundancia”.
¡Pero claro que necesitaba convencerse, hacerse el coco-wash para poder disfrutar de una fortuna que al día de hoy resulta en su monto incuantificable y en su procedencia injustificable!
Sépase que hasta la peor escoria tiene pundonor y necesita legitimarse. Le aseguro que si le pregunta, el día de hoy, a este matrimonio de virtuosos si consideran que cometieron alguna falta, van a contestar con plena certeza que no.
Hoy Javier y Karime son el paradigma de la rata sáurica del PRI, no obstante Javiercito es el segundo exgobernador más corrupto de México (usted y yo sabemos quién es el primero, ¿verdad?). El mantra-decreto-afirmación-letanía “Sí merezco la abundancia” es ya la comidilla de las redes, pero antes de que se convierta en mera chacota, quería advertir su valor como reflejo del pensamiento de una sociedad floja que prefiere apostarle a las soluciones esotéricas antes que al esfuerzo. ¿Le parece descabellada nuestra “Lady Abundancia” jarocha?
¿Cuántas personas se involucraron y enredaron a otros en las “flores” y “telares” de la abundancia sin importarles que se trate de un esquema insostenible, que no es sino una bola de nieve que al final será impagable y significará la ruina para alguien más?
¿Cuánta gente no se quedó con una droga impagable, en la más mísera bancarrota por su propia ambición estúpida y por la falta de escrúpulos de otros?
Me gustaría decir que la señora del Chanchito Duarte es la excepción a la regla, pero sólo lo es por el monto de lo agenciado, porque lo que son sus deplorables valores (disfrazados de iluminación cósmica y energías positivas) son lo más común y ordinario en nuestra codiciosa sociedad New Age.
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