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España celebra los 200 años de Zorrilla, padre del "Don Juan" romántico
Pocos personajes surgidos de la literatura española alcanzaron la proyección mundial del Don Juan y pocos autores contribuyeron tanto a profundizar su perfil como José Zorrilla, de cuyo nacimiento se cumplen 200 años el martes.
Con una vida de novela y una obra multifacética que va más allá de su célebre "Don Juan Tenorio: drama religioso-fantástico-romántico", el dramaturgo y poeta (1817-1893) encarna una época de la literatura y la historia de España que hoy recobra actualidad.
"El Romanticismo está vinculado a cosas muy actuales: nacionalismos, reivindicación de momentos de la historia fundacionales", explica a la agencia dpa Paz Altés, directora de la Casa Museo de Zorrilla de Valladolid y coordinadora de la comisión del bicentenario.
También la figura de Don Juan, el amante incorregible atrapado en la adicción a seducir que lo arrastra irremediablemente al final trágico, "tiene mucha vigencia".
"Los movimientos feministas lo ven como un maltratador, sacándolo de contexto. Pero hay que entenderlo en su época. Ésa no es su principal característica. De hecho, se salva al final por amor", explica Altés sobre el característico final del Don Juan de Zorrilla.
El autor tomó el modelo del Don Juan de Tirso de Molina y de otros dramaturgos que reelaboraron antes de que fuera una leyenda, pero lo "redimió" al final cuando el fantasma de Doña Inés, la única mujer de la que se enamora de verdad, lo lleva consigo al cielo.
La idea típica del Romanticismo -un movimiento tardío en España- encaja en una vida "que podría ser sacada de una novela de aventuras", resume Altés.
Nacido sietemesino en Valladolid, hijo de un padre conservador que nunca comprendió sus pasiones, de temperamento sensible, fantasioso y pesimista, Zorrilla se entregó a una vida turbulenta de viajes dentro y fuera de España y de finanzas caóticas.
Tras sus intentos fallidos de centrarse en los estudios en diversas ciudades de España, en 1836 desobedeció las órdenes de su padre y huyó en una mula robada desde Valladolid a Madrid, donde comenzó a duras penas la carrera literaria y se casó.
Varias amantes, un hijo que murió y la incomodidad en el matrimonio lo llevaron a abandonar esa vida en 1845 y trasladarse a París, donde entró en contacto con mitos de literatura gala como Alejandro Dumas, Victor Hugo o George Sand.
Siguieron regresos a España y viajes por Londres, Cuba o México, donde amparado por el emperador Maximiliano I de México tuvo uno de sus pocos trabajos "estables" como director del Teatro Nacional.
"Pasó muchas penurias económicas. Debía de ser muy mal gestor. Tenía muchos ingresos pequeños que no controlaba bien", explica Altés. "Llevó una vida de persona inquieta y autocompasiva. Posiblemente era un hombre triste, un romántico. Pero no creo que fuera infeliz".
Esa vida inquieta se refleja en una autobiografía apasionante publicada con el título: "Recuerdos del tiempo viejo". "Fascina desde el primer momento porque puede leerse como una novela de aventuras", cuenta la directora de la Casa Museo José Zorrilla.
Poeta notable de versos incorporados hoy a la cultura popular -a veces desvinculados del nombre del autor-, Zorrilla supo rescatar elementos de la métrica clásica española y ponerlos de moda en pleno Romanticismo.
Ese aporte a las letras españolas le valió numerosos homenajes y reconocimientos en sus últimos años, incluyendo el nombramiento de "Poeta nacional" en 1889. El 23 de enero de 1893 murió en Madrid y sus restos se trasladaron tres años más tarde a su Valladolid natal, siguiendo su deseo.
La ciudad nucleará los homenajes organizados en varios puntos de España por el bicentenario: exposiciones de fotos y textos, conferencias, excursiones por la casa natal, talleres temáticos en Carnaval dedicos al "Don Juan Tenorio" y hasta un "Zorrilla 3D" que lo muestra ya anciano escribiendo versos en su casa.