ESTIMADA ANA:
 Tengo 32 años y siempre me he considerado una mujer feliz, plena y realizada. Desde los 17 años llegué a la ciudad a estudiar la carrera y por lo tanto, desde entonces vivo sola, lejos de mi familia. A pesar de eso, siempre he estado bien, he sabido salir adelante de los obstáculos que se me pudieron haber presentado desde que era estudiante y posteriormente cuando comencé a trabajar.

 En el plano laboral, de la misma manera, he conseguido el trabajo soñado, completamente acorde a mi carrera y he cumplido mis metas y objetivos sin dificultad, disfruto mucho lo que hago y además, me pagan muy bien, así es que no puedo quejarme.

 En el plano personal me ha ido bien, he tenido dos relaciones serias, que por diversas circunstancias no pudieron prosperar en algo más formal.

 Pero mi problema comenzó hace 3 años que no me siento tan plena y feliz como siempre había sido, comencé a estudiar una maestría porque la empresa me la ofreció como parte de las prestaciones y no quise desaprovechar la oportunidad. Eso me está generando cierto estrés y preocupaciones, me desvelo muchísimo y los fines de semana prácticamente los paso haciendo tareas y proyectos, además de sacar lo que haya pendiente de mi trabajo.  A todo esto, me gustaría agregarle que comencé una relación con una persona de mi misma edad, que incluso fue compañero de mi generación. Mientras estuvimos juntos, mi autoestima se vio seriamente dañada, me trataba muy mal, me hacia sentir inferior porque tengo algunos kilos de más y él todo el tiempo se la pasaba recordándomelo.

 A diario hacía comentarios fuera de lugar, como preguntarme si ya estaba a dieta o cuestionarme cuántas calorías tenía el helado que me estaba tomando o si por la mañana había salido a hacer ejercicio.

 Desde ese entonces siento que no me recupero, comencé a obsesionarme demasiado con mi cuerpo, cosa que antes no sucedía. Antes disfrutaba lo que comía sin remordimientos. Ahora si como algo “indebido” no pudo con el sentimiento de culpabilidad, nunca estoy a gusto y eso me provoca ansiedad y vuelvo a caer en el mismo círculo, pues recurro a la comida para tranquilizarme. Me encantaría recuperarme a mí misma, a lo que un día fui, a esa mujer plena, feliz y disfrutando de cada cosa que la vida me pone enfrente, pero no sé cómo hacerlo, hay días en que me siento totalmente perdida y fuera de lugar y no me gusta que así sea, sé que no soy yo. Ojalá pudiera darme su opinión y un consejo, muchas gracias.

Daniela
 
ESTIMADA DANIELA:
Pues sí, definitivamente la ansiedad que sientes es un signo de alarma, provocado por esa baja autoestima que me comentas. Hay muchas personas que manifiestan esa obsesión por la imagen corporal, por lo que pesan o por cómo se ven precisamente comiendo más, refugiándose en la comida para compensar otras cosas.

 Y es que mucho se ha hablado últimamente de que la ansiedad por comer es provocada por una falta de afecto, que la persona come para llenar ciertos espacios en su vida a los que les hace falta amor, cariño, protección y seguridad, que son, si te das cuenta, precisamente lo primero que se pierde cuando hay un mal trato hacia la persona, cuando hay alguien en su vida que se dedica a hacerla sentir mal o que no vale porque tiene sobrepeso. Todo estos comportamientos yo te sugiero que los veas con un psicólogo, que ayude a ir resolviendo gradualmente todos esos sentimientos a los que te enfrentaste a ese hombre.

 Recuerda que nadie merece nuestro sufrimiento, eres una muchacha saludable, joven e inteligente y saldrás adelante de este problema también. Demuéstrale a esa persona que te hizo tanto daño, que no logrará derrumbarte, que eres más fuerte y valiente que él, pero sobre todo, demuéstrate a ti misma lo importante que eres y lo que vales, un abrazo.
 
ANA