ESTIMADA ANA:
 Le escribo a usted porque no me atrevería a confesárselo a nadie más, por lo mismo, le pido que no publique mi nombre, ni mi correo electrónico. Comencé una relación de tipo sexual con mi jefe, desde hace casi 2 años.

 Los dos estamos casados y esta relación ha sido en verdad muy emocionante, pues todo es a escondidas por obvias razones y así nos hemos divertido más. Nuestra relación siempre ha sido oculta, nadie más lo sabe.

 El problema es que ahora él me pide más, quiere que dejemos a nuestras parejas y vivamos juntos, que nos casemos pero yo no quiero, me he negado desde hace medio año que me lo pidió la primera vez.

 Aún así hemos seguido con lo nuestro, nos olvidamos del mundo y disfrutamos cada momento. Cuando tocamos ese tema, le digo que lo mejor es que terminemos, que los nuestro no puede continuar, que estamos jugando con fuego y que hay varias personas a nuestro alrededor que saldrían dañadas con nuestros actos, comenzando con nuestras parejas e hijos.

 Cuando discutimos por eso, en la oficina se porta enojado conmigo, me regaña enfrente de todos en las juntas y por días no me dirige la palabra en público.

 Este es mi primer trabajo después de que me recibí, gano bien, aprendo mucho y no lo quiero dejar y mucho menos quiero que me vayan a correr, además, obviamente él como mi jefe tiene toda la influencia sobre el dueño de la empresa y podría ser pieza clave si quieren despedirme por nuestras cuestiones personales. No sé que hacer, me siento entre la espada y la pared, ahora no sé cómo hacer para salir de esto. 

“KITTY”
 
ESTIMADA “KITTY”:
 Algunos especialistas afirman que es de los mas normal que se den relaciones sentimentales en el trabajo debido a la cantidad de horas que las personas pasan juntas en el mismo ambiente.

 Pero, definitivamente no es normal ser una persona casada e involucrarte con tu jefe, que además, es casado también. Riesgos son demasiado y sí, estás jugando con fuego.

 En tu papel de subordinada, tienes más cosas qué perder que él, aunque tampoco está exento de un despido, por ejemplo. En tu papel de mujer, ser infiel es algo completamente fuera de cualquier buen comportamiento, algo que hable bien de ti, al contrario, te conviertes en una mujer que difícilmente podrá ser respetada.

 Por último, tu rol de esposa y madre es el más importante y del que no debiste de haberte olvidado jamás, es el papel que no debiste olvidar antes de aventurarte solo por sentir emoción y diversión.

 Te mantienes pendiendo de un hilo y lo que durante mucho tiempo pareció divertido, ahora te tiene preocupada y sin ver la salida más digna. Y generalmente así pasa en una relación que va más allá de una relación laboral y peor si se trata del jefe y la subordinada.

 Al final uno tiene el dominio y cada vez se vuelve más complicado terminar. La firmeza en ti será lo único que podrá ayudarte a zafarte de una vez por todas de esta relación indebida.

 Piensa en ti como mujer, como esposa y como madre. Un trabajo lo podrás encontrar de nuevo, pero un buen hombre y una familia difícilmente los podrás recuperar después de un golpe de este tipo.
 
ANA