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Reeducación de hombres violentos divide a feministas
Ciudad de México. Los modelos de reeducación de hombres violentos y agresores de mujeres, que la Secretaría de Gobernación ya comenzó a aplicar de manera piloto en el estado de Guanajuato, dividieron opiniones entre luchadoras feministas consultadas por La Jornada.
Para algunas, dichos esquemas podrían ser una buena alternativa si propician una reflexión desde los propios hombres, no impuesta desde afuera por alguien más, mientras que para otras no servirían de mucho si no están acompañados de otros proyectos formativos iniciados desde la educación básica.
Julia Pérez, coordinadora de la organización de apoyo jurídico para mujeres Vereda Themis, consideró que el plan de reeducación –consistente en 16 sesiones de terapia grupal, que se tomarían de forma voluntaria—no será de mucha utilidad, porque en la mente de la mayoría de los agresores no hay un deseo real de cambiar.
“Ya ha habido muchos de estos grupos de hombres que trabajan con hombres, para discutir el tema de las nuevas masculinidades, pero ellos mismos dicen que no está en el interés de la gente tener una relación con los demás de igual a igual, y no por encima del hombro”, apuntó.
“Mientras la ley siga tratando a los agresores como personas que de pronto no controlan su estado de ánimo y no se les sancione adecuadamente, los planes de reeducación no creo que tengan resultado. Habría que empezar en la escuela, desde los niveles más básicos, a enseñar programas de respeto y de no violencia”, subrayó.
En contraposición, Adriana Jiménez Patlán, directora de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México, afirmó que los mencionados programas “podrían funcionar bien se hace reflexionar a los hombres, desde los propios hombres, en temas como la no agresión y las paternidades responsables y amorosas”.
Para que dé resultados, manifestó, tiene que diseñarse un programa integral en el que los asistentes vayan por su propia voluntad y no orillados por ninguna otra persona. “No se puede dejar a las mujeres la carga de reeducarlos. Dicen que somos nosotras las que creamos a los machistas, pero no es así: es toda la estructura social”.
Además de este tipo de espacios, agregó Jiménez, sería necesario que la Secretaría de Educación Pública modifique los roles de género que se inculcan a niños y niñas en las aulas y que las autoridades laborales también le faciliten periodos de tiempo a los hombres para cuidar a sus hijas e hijos.