Suicidios, again 1/2
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Suicidios, again 1/2
Voy a volver a tocar este tema tan doloroso, cuantas veces sea necesario. Lo voy a seguir haciendo mientras mi pluma tenga tinta. Y lo voy a decir de nuevo y de corridito para que no se olvide: estoy hasta la madre de la indolencia, incapacidad e ignorancia de las autoridades estatales, del Gobierno todo, en un tema tan delicado como lo es la salud mental de sus habitantes. Estoy hasta la madre de que la Secretaría de Salud de Jorge Verástegui no funcione. Estoy hasta la madre de que el DIF estatal (Jorge Bueno) y municipal no haga nada al respecto. Estoy hasta la madre de que se haga creer una y otra vez que importa más un pinche corredor industrial o la travesía de una triste mariposa, que la vida de un ser humano: jóvenes, muertos en vida y sin esperanzas, que se suicidan a puños aquí en Coahuila.
Voy a tocar este tema cuantas veces sea necesario. De hecho, el aguerrido y avispado reportero Sergio Alvizo y quien esto escribe tenemos un año fustigando a las autoridades. Cada vez que hay un suicida en la región (desgraciadamente nunca deja de haberlos), el reportero Sergio Alvizo y yo cuadramos un rompecabezas, tratamos de encajarlo en el espacio urbano. Ubicamos el entorno social y económico, y de ser posible, investigamos el ecosistema personal de aquella persona para tratar de encontrar los resortes ocultos que lo movieron a quitarse la vida. Y en esta ya larga saga de columnas con tan triste tema, una y otra vez lo he deletreado; y lo voy a seguir haciendo para que no se olvide: quien intenta suicidarse y no lo logra… lo va a volver a intentar si no recibe ayuda adecuada. Lo va a intentar hasta lograrlo, desgraciadamente. Para este ser atormentado, la muerte es una solución, no un problema; pero al parecer, los psicólogos que poco o nada entienden de esto (los del CESAME andan en Jauja. Renunció quien fue su director por lustros, el doctor De los Santos, pero el nuevo no da color. Y como todo en el Gobierno de Rubén Moreira, los nombramientos son discrecionales, y no sabemos de la capacidad del nuevo doctor. Aunque Jesús Flores Mier les dé estrellitas y medallitas en transparencia a todas las dependencias del Gobierno. Puf) están sólo preocupados en cobrar sus aguinaldos. Nadie trabaja.
VANGUARDIA dio la noticia el pasado 30 de noviembre (fecha en que Coahuila no trabajó por motivo del Informe del Gobernador. Había que aplaudirle, pues), un joven intentó quitarse la vida –y por segunda vez– colgándose en su recámara en la colonia Colinas de Santiago. Lo descolgó su abuela. Luego, llegarían los padres y demás familiares.
Esquina-bajan
¿Dentro del obeso aparato de la Secretaría de Salud de Jorge Verástegui no había un doctor, un psicólogo, un chofer, una secretaría, una enfermera, un carga maletas, un intendente que tuviera el caso a su cargo para darle seguimiento desde el primer intento de suicidio del joven? ¿O no lo sabían y menos tienen un mapeo al respecto, ni un censo de primeros intentos, ni un roster de colonias con problemas socioeconómicos que obligan a sus ciudadanos a preferir morir que luchar? El paraíso jamás ha existido en dos sexenios de la familia Moreira en el poder. Estamos más jodidos y tristes que nunca. Máxime cuando se le suelta una dependencia tan sensible como Salud a un funcionario que no funciona, como Verástegui. Puro blof.
Coahuila puntea a nivel nacional en tan delicado tema como es la depresión, los suicidios, los tristes de alma y corazón. Sin duda, ésta es una ciudad para desdichados. En el 2015 hubo 166 suicidios, de los cuales la proporción es alarmante en los varones: 80 por ciento prefieren callar, morir a vivir. Dice Walter Rizzo que la depresión “es el llanto de Dios”. Sin duda. Y usted y yo lo exploramos en la columna sabatina sobre Dios: el Altísimo nada tiene qué ver con esta ola de tristeza y de colgados. Nada. Esto tiene que ver con pésimas políticas de salud pública, esto tiene que ver con que no hay presupuesto (los colaboradores de Humberto Moreira se llevaron la lana, harta marmaja; está comprobado en las cortes de justicia norteamericanas), tiene que ver con los pésimos funcionarios que se escogen, tiene que ver con la apatía e incapacidad de los políticos en puesto clave…
¿Por qué se suicidan los jóvenes en Coahuila? Porque aquí se “vive” aburrido, sin esperanza, sin ganas de caminar, sin deseos de emprender retos. Nada. No hay diversiones para los jóvenes. No hay discotecas (Rubén las prohíbe), no puede ponerle sal usted a su comida (está prohibido), no puede escuchar usted rolas de corridos de pelados mal amansados (está prohibido), no puede fumar (está prohibido), no hay tugurios ni buenos centros de prostitución (está prohibido)… por esto, en Saltillo han aumentado los casos de violaciones y delitos sexuales. Del año pasado a sólo noviembre de éste, un 125 por ciento. Ojo. Y el Sida ni se diga. Tres suicidios de última hora. Diego, de apenas 30 años, se colgó por discutir con su esposa. Luego vendrían los suicidios 53 y 54.
Letras minúsculas
Estoy hasta la madre de que nadie voltea a ver a los atiriciados de alma y corazón. Continuará…