El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, que mañana recibirá el Premio Nobel de la Paz, aseguró hoy en Oslo que el galardón fue "un regalo del cielo" para el proceso de paz en su país.

La concesión del premio, el 7 de octubre, dio impulso para seguir buscando un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a pesar de que el acuerdo inicial fuese rechazado en el referéndum celebrado una semana antes.

"Vi a la gente dividida al 50/50 pero todos querían paz", afirmó Santos durante una rueda de prensa en la capital de Noruega.

"Cuatro días después (del referéndum) se anunció el Premio Nobel y llegó como un regalo del cielo porque nos dio un impulso tremendo", explicó el mandatario. "La gente en Colombia lo interpretó como un mandato de la comunidad internacional para perseverar".

Tras el fracaso en las urnas, el Gobierno y las FARC renegociaron un nuevo acuerdo de paz, que fue ratificado a finales de noviembre por el Congreso colombiano, aunque en dicha ocasión no fue sometido a consulta popular.

Santos, que viajó en un avión de las Fuerzas Aéreas colombianas, fue recibido hoy en el aeropuerto militar de Gardemoen, a las afueras de Oslo, por la vicepresidneta del Comité Noruego del Nobel, Berit Reiss-Andersen, y por el secretario del mismo, Olav Njolstad.

Según el presidente colombiano, al comenzar las conversaciones de paz él tenía algunas "líneas rojas claras", como no negociar el modelo económico de Colombia, las instituciones democráticas o el futuro de las Fuerzas Armadas.

El mandatario confió en que el acuerdo sea "útil para futuros pactos", citando el establecimiento de un sistema de justicia transicional para juzgar los crímenes de los miembros de las FARC.

Tanto él como los negociadores estudiaron otros procesos de paz para "extraer lecciones" y "lo que fuese aplicable a Colombia", apuntó el presidente, incluyendo el conflicto de Irlanda del Norte, experiencias de El Salvador y otros procesos fallidos en Colombia.

A la ceremonia de entrega del Nobel asistirán varias víctimas del conflicto armado, entre ellas la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, quien estuvo secuestrada durante seis años por las FARC, hasta 2008.

Santos explicó que optó por no invitar a la ceremonia a ningún miembro de las FARC hasta que en Colombia no concluyan los procedimientos legales para que puedan viajar libremente. "No quería provocar un problema con el Gobierno noruego", afirmó.

Sí fue invitado un abogado español que sirvió como negociador de la guerrilla y Santos aseguró a las FARC que estarían allí "en corazón y espíritu".

El mandatario indicó que su Gobierno pedirá que las FARC no sean consideradas como una organización terrorista, subrayó que la Unión Europea ya dio algunos pasos al respecto y confió en que Estados Unidos haga lo mismo pronto.

Santos afirmo que es "clave" que el acuerdo de paz se implemente rápidamente y que muestre "resultados". Como país, Colombia se beneficiará del acuerdo, ya que ofrecerá "nuevas oportunidades, sobre todo para la gente joven", añadió. Además, señaló que el conflicto también dañó el medio ambiente debido al sabotaje de oleoductos, la minería ilegal de oro y la deforestación para cultivar coca.

Respecto a su su papel previo como ministro de Defensa, en un momento en el que se lanzó una gran ofensiva contra las FARC, Santos defendió que esta fue "necesaria" para debilitar a los rebeldes y "negociar desde una posición fuerte".

Respecto al Ejército de Liberación Nacional (ELN), el mandatario afirmó que no se abrirán negociaciones con dicha guerrilla hasta que cumpla con su promesa de no realizar secuestros.