Los ecos del huateque (los 60)

Usted está aquí

Los ecos del huateque (los 60)

El escenario se remonta a la kermesse organizada en el patio principal del Colegio México, de gratos recuerdos y geniales aventuras con la complicidad de Jorge Tanus Webe y Óscar Salinas (QEPD). En aquella tarde, acompañado también de mi primo Édgar Muller, nos adentramos en los puestos improvisados en los que igual te ofrecían tostadas que tiro al globo, hombre al agua, derribar los cilindros, ensartar envases con una rondada, que el casorio o, en el caso de negarse, pasar un par de horas en la cárcel.

En una de las esquinas, el espectáculo era para los más grandes, los de secundaria que acudían tal vez por vez primera a la discoteca, desde fuera pude observar a las parejas bailando influidos de los acordes del inicial rock de los 60, del que haré referencia a través de sus principales exponentes y mis favoritas canciones.

The Doors. Un grupo enigmático encabezado por Jim Morrison, considerado un poeta del rock, cuyo estilo musical se basó en una mezcla de blues y psicodelia. Las letras de The Doors, compuestas principalmente por Jim Morrison, se apartan en buena medida de las convenciones del pop de su época. En los textos de sus canciones existe una plenitud visionaria que, según los expertos en el tema, sólo pueden surgir bajo los efectos del LSD o la mezcalina, principal componente del peyote; es decir, la psicodelia.

El grupo pudo haber terminado con la muerte de Morrison bajo extrañas circunstancias, pero la versión más contundente refiere a una Pamela Courson (mujer del cantante) manteniendo el cadáver del ídolo por cuatro días en la bañera, depositando hielo para evitar la descomposición, otro fin psicodélico.

De los Doors me quedo con las canciones: “Raiders on the Storm”, “Light my Fire” y “Ghost Song”.
The Who. Era un grupo inglés que compartió triunvirato con otras dos opciones británicas que comentaremos y que legaron a la comunidad mundial estilos y modas musicales que luego se convirtieron en clásicas.

El clan alcanzó la fama en Inglaterra con una serie de sencillos que se ubicaron en el Top 10, impulsados en parte por emisoras de radio como Radio Caroline, iniciando su éxito en enero de 1965 con “I Can’t Explain”. Los álbumes My Generation (1965), A Quick One (1966) y The Who Sell Out (1967) lo siguieron. Con los dos primeros alcanzaron el Top Five en el Reino Unido. Ingresaron en el Top 10 ese mismo año con “I Can See For Miles”. Su fama creció con actuaciones memorables en los festivales de Monterey, Woodstock y en Isle of Wight.

Mis favoritas siguen siendo: “I can’t Explain”, “Baba O’Riley” y “Won’t Get Fooled Again”.

The Rolling Stones. Otro grupo inglés del triunvirato. Sus primeras producciones incluían versiones y temas de blues, rock and roll y R&B norteamericano. No obstante, en el transcurso de su trayectoria añadieron ritmos de otros géneros para adaptarse a cada época, recibiendo influencias desde la música psicodélica, el country, el punk, la música disco, el reggae o la música electrónica.

Formaron parte de la invasión británica y son un icono del rock para todas las épocas. Su nombre surge de una canción del cantante de blues Muddy Waters.

Los Rolling han prevalecido a los tiempos a pesar de los augurios de un diario británico que en 1964 refería: “A los padres no les agradan los Rolling Stones; no quieren que sus hijos lleguen a ser como ellos; no quieren que sus hijas se casen con ellos. No son los ideales con los que construir imperios, no son del tipo de gente que se lave las manos antes de comer. Causan que los adultos farfullen con rabia”. De ellos me quedo con: “Sympathy for the Devil”, “Satisfaction” y “Jumpin Jack Flash”.

The Beatles. Aun cuando la mejor reseña correspondería al poeta José Luis Molina (Pepe Acero), este grupo de noveles muchachos británicos surgidos de la barriada en Liverpool estuvo integrado desde 1962 por John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. La banda trabajó con distintos géneros musicales que iban desde las baladas pop hasta el rock psicodélico, incorporando a menudo elementos clásicos. Llegaron a ser percibidos como la encarnación de los ideales progresistas, extendiendo su influencia en las revoluciones sociales y culturales de la década, tanto que la definición de cronopio, adjudicada por Julio Cortázar, era el de una mezcla de Beatles y Che Guevara. Me quedo con: “Come Together”, “Revolution”, “Penny Lane” y “Lucy in the Sky with Diamonds”.