¿Conspiraciones mundiales?

Usted está aquí

¿Conspiraciones mundiales?

Lo he contado aquí mismo un par de ocasiones: soy hijo de los años 70 y 80 del siglo pasado, cuando fue mi formación. Es decir, soy hijo de las conspiraciones políticas tanto nacionales como internacionales a las cuales atribuíamos todos nuestros males. Entre burlas y veras y en honor a la verdad, sigo creyendo en esto. Es decir, sí y no. No hay contradicción de por medio. Platicando una tarde cualquiera con una bella amiga en Monterrey, ésta me dijo que sí, efectivamente, ella sin ser de mi generación (la ingrata tiene insultantes 25 años) también cree en las conspiraciones para “jodernos”, así lo dijo, lo juro, y de paso avivó la polémica citando varias de ellas, pero sobre todo dijo que hay planas enteras de este tipo de cosas en Internet. Y usted lo sabe, para los jóvenes si lo dice Internet, es verdad. Puf.

Buena charla con esta niña y con una cerveza bien muerta de por medio. El calor de Monterrey es lo más cercano al infierno. Aunque ella siempre dice “¡Ay, Jesús!, qué escandaloso y llorón eres”. ¿Fueron los gringos a la luna? No, fue un montaje en un estudio. Prueba es que el viento hace ondear la bandera norteamericana. Alguien no acertó a apagar el ventilador. Divertida, la musa me cuestionó. ¿A ver, por qué entonces no se ha vuelto una y otra vez y más en esta época de alta y precisa tecnología? Le espeté que por razones ecológicas, para no alterar el ecosistema lunar, simplemente porque el hombre ya fue y vino.

 Nada la complació. Si yo soy hijo de las conspiraciones, esta niña me ha superado. Me citó otra. El famoso “Diario” de Ana Frank no fue escrito por la niña-adolescente judía, sino por una gran conspiración, un equipo de redactores que tomaron como modelo a la niña y su familia y la elevaron a categoría divina y en contra, es decir, como propaganda en contra de la Alemania de Hitler. ¿El Santo Grial? Sí existe y está enterrado en Argentina por los Templarios. Según un documental de History Channel y la sesuda investigación vía Internet de mi amiga Bárbara.

Y caray, no deja de ser interesante y como ocio creador, por decir lo menos, el cuadrar y revisar este tipo de rompecabezas. Surgen datos raros, pero buenos. En aquellos años de mi niñez y adolescencia ya finiquitados había un estribillo machacón en la televisión, en la radio y en todo lugar: aliméntate con leche, carne y huevos. Pues sí, con esta alimentación llegamos directo a lo que somos: un País preso del colesterol, la diabetes, la obesidad, la hipertensión arterial y, en fin, todos los males que nos aquejan. ¿Se hizo a propósito este programa para jodernos la salud por parte de algún estratega gringo?
Esquina-bajan

La tarde se hizo noche y me despedí de Bárbara. La encaminé a tomar un taxi y nos despedimos con un casto beso en la mejilla. La niña al parecer sólo quiere ser mi amiga. Yo deseo algo más que amistad. Cuando le abrí la puerta del taxi, no pude evitar ver sus muslos redondos y con esa falda tan corta que dejaba ver parte del paraíso. En fin, nada nuevo en mi vida. Me fui a mi hostal en ruinas para regresar al siguiente día a Saltillo. Pero la charla me quedó zumbando en el oído. Y sí, vuelvo a creer en las conspiraciones. Ahí le va una reciente. Cuando recién se le diagnosticó cáncer al entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez (de eso murió a final de cuentas), éste, lengua suelta, se preguntó públicamente si “alguien” habría desarrollado “una tecnología para inducir” el cáncer en los presidentes latinoamericanos.

¿Lo recuerda? Cristina Fernández, ya expresidenta de Argentina, fue intervenida de un tumor cancerígeno. De Brasil, dos de dos en las ruinas de salud y política. Los dos expresidentes, tanto Ignacio Lula da Silva como Dilma Rousseff, padecieron cáncer. Aún lo tienen, aunque controlado. Y el presidente de Paraguay, Fernando Lugo. En este contexto y en aquel entonces, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, recordó los centenares de  guatemaltecos sujetos a experimentos con sífilis por parte de Estados Unidos en la década de los años 40 del siglo pasado.

Y ya para terminar, aunque volveré recargado al tema, todo cuadra y encaja con todo. Si usted es lector cotidiano de este diario, VANGUARDIA, en junio pasado se publicó un reportaje que alertaba a grandes titulares: “Crece la sífilis”. En el cuerpo del texto se destacaba que en Sao Paulo, Brasil, la enfermedad de contagio de sífilis ha crecido la friolera de 600 por ciento. Usted me dirá, pues sí, pero afortunadamente hay una cura, una potente penicilina llamada “bicillin”. Pues sí, con esto usted se cura, pero da la casualidad que… ya escasea en los mercados y farmacias donde todo mundo se está infectando. ¿Coincidencia?

Letras minúsculas

Creo en las conspiraciones. Me gustan las conspiraciones. Otra de ellas y local es: inventar “historiadores”, meterlos a la nómina y que éstos hablen bien del  Gobernante en turno y su linaje… ¿quiere que se lo cuente?