Lo publiqué hace dos años, a propósito del Presupuesto de Egresos de la Federación que recibió Saltillo en 2014 y 2015, y hace un año, respecto del PEF 2016: Isidro (López, el alcalde) no puede.

Hoy, con el PEF para 2017 recientemente aprobado por la Cámara de Diputados, se confirma lo escrito en este mismo espacio al iniciar su administración: la etapa de experimentación en el Municipio durará todo el tiempo que presida el Cabildo. La curva de aprendizaje nunca se volvió recta. Y mientras tanto el cuatrienio ya se perdió.

Por cuarto año consecutivo el Edil hizo una gestión ineficaz en el periodo que le correspondía realizarla, y la capital de Coahuila no recibirá recursos adicionales a sus ingresos ordinarios en el próximo ejercicio fiscal. Como si no existiera en el mapa.

Eso significa, por ejemplo, que no habrá proyectos de relevancia como el Biblioparque Poniente o el Biblioparque Oriente que prometió al iniciar su mandato. En su lugar Isidro López permitió que la secretaria del Ayuntamiento, María Alicia García Narro, hiciera negocio con sus primos al comprarles –con dinero público, claro está– un terreno inutilizable en 40.9 millones de pesos (VANGUARDIA, 6 diciembre 2014) con el pretexto de que sería utilizado para edificar la obra en él. A lo anterior hay que sumar los 39 millones de pesos que destinó a otro inmueble para los mismos fines y jamás sucedió. En total derrochó casi 80 millones de pesos y no se construyó nada.

Tampoco podrá encauzar el Arroyo del Cuatro, obra que dejó tirada en 2015 por falta de recursos.

No es novedad la mala planeación. En 2014 Torreón obtuvo 100 millones de pesos más que Saltillo en el PEF y, si piensa usted que se trató de favoritismo por ser aquél un Ayuntamiento priísta, le tengo un dato más: en 2015 hubo rubros como el “Fondo de Pavimentación y Desarrollo Municipal” donde, a comparación,

Saltillo recibió hasta 95 por ciento menos dinero que Monclova (también panista y con 500 mil habitantes menos)(VANGUARDIA, 15 noviembre 2014).

La tesis del boicot oficial contra el opositor (VANGUARDIA, 19 abril 2014), por tanto, no se sostiene.

Cabe recordar que para 2016 sólo aterrizó en Saltillo una partida de 42.9 millones de pesos proveniente de “un fondo Federal que no tiene un fin específico” (VANGUARDIA, 5 diciembre 2015). Y precisamente por eso, por no tener “un fin específico”, se desconoce cuál fue su destino.

Es decir, por un lado no hizo, y por el otro desarticuló lo que ya estaba hecho. Recuerde usted el proyecto Saltibús que ya existía y cómo fue sustituido por un aumento de tarifas al transporte público y posteriormente la nada (VANGUARDIA, 31 octubre 2015), dejando el servicio en la ciudad inoperante y volviendo el caos tolerado, como se ha dicho aquí.

Más allá de las acciones e inacciones, hay otro detalle que revela su escasa capacidad para gestionar el capital humano: sus colaboradores más avezados (el Tesorero, el Contralor, además de los directores de Infraestructura y Desarrollo Humano) abandonaron el barco por su propio pie a la mitad del camino.

Con esas credenciales llegará Isidro a su Tercer Informe de Gobierno, a celebrarse dentro de tres semanas, y a la hora de las definiciones políticas, en esas mismas fechas. Dice que quiere ser Gobernador y aspiraciones puede tener, como todo el mundo, pero está probado que, como administrador, fracasó en el intento.

Cortita y al pie
No es un asunto de partidos, sino de planeación. Del estilo personal de gobernar. El tablero electoral se reconfiguró hace tiempo y los colores e ideologías de grupo pasaron a segundo término.

En estos momentos importa más la capacidad individual que cualquier otra circunstancia.

¿Sirve de algo un Alcalde con pinta de bonachón pero incompetente para negociar, trabajar en equipo y proyectar políticas públicas de largo alcance?

La última y nos vamos
Isidro, dice su publicidad en una revista fantasma, “es el hombre del cambio”. No lo creo. Como tampoco creo que alguien se haya sacado la lotería dos veces con el mismo boleto.

@luiscarlosplata