Morir en la Casa Blanca: Ocho Presidentes que fallecieron en funciones

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Morir en la Casa Blanca: Ocho Presidentes que fallecieron en funciones

Foto: Especial
Este 8 de noviembre Estados Unidos elige al Presidente número 45 de su historia; ocho murieron en el cargo

Parece una verdad de Perogrullo, pero ser Presidente de Estados Unidos no es garantía de vida eterna. Parafraseando a los clásicos, los inquilinos de la Avenida Pensilvania No. 1600, también mueren.
 
Hoy se elige al Comandante en Jefe número 45 en la historia de la democracia más antigua del mundo. De ellos, cuatro fueron asesinados y otros cuatro murieron por cuestiones de salud ejerciendo el cargo.
 
Y el número de víctimas de un magnicidio sería mayor, si otros ocho mandatarios estadounidenses no hubieran sobrevivido a atentados contra su vida.
 
>Abraham Lincoln

La primer Presidente muerto en funciones fue también el primer candidato del Partido Republicano: Abraham Lincoln.
 
Gobernó entre marzo de 1861 y el 14 de abril de 1865, cuando recibió un disparo en la cabeza cuando John Wilkes Booth, un simpatizante secesionista, lo alcanzó en el Teatro Ford.
 
>James Garfield

Pasaron 16 años después de aquel crimen, cuando otro Presidente republicano recibiría balazos.

James Garfield gobernó entre el 4 de marzo y el 19 de septiembre de 1881.
 
Charles Guiteau, un abogado desempleado a quien el mandatario le negó un puesto de trabajo, le disparó dos veces, por lo que Garfield convaleció 10 semanas.
 
Sin embargo, el Presidente murió porque le abrieron una de sus heridas para encontrar la bala y finalmente le provocaron una infección y hemorragias internas.
 
>William McKinley

El tercer Presidente asesinado en la historia de Estados Unidos fue William McKinley, también republicano.
 
Gobernó entre 1897 y el 5 de septiembre de 1901, cuando el anarquista Leon Czolgosz descargó su revólver contra el mandatario en una exposición en Buffalo, Nueva York.
 
El victimario fue sentenciado y condenado y no se arrepintió: “Maté al Presidente porque era un enemigo de la gente buena, los buenos trabajadores. No siento remordimiento por mi crimen”.
 
>John Fitzgerald Kennedy

El Presidente 35 de Estados Unidos, hasta hoy el único católico en llegar a la Casa Blanca, fue asesinado en Dallas el 22 de noviembre de 1963, una de las fechas más memorables de la historia reciente.
 
La versión oficial atribuye el crimen de John Fitzgerald Kennedy al francotirador al francotirador Lee Harvey Oswald, quien a su vez fue asesinado dos días después de ser capturado.
 
No obstante, medio siglo después, persisten las dudas sobre quién o quiénes dispararon contra el Presidente demócrata y las razones para ello.
 
Por causas naturales

Nadie tiene la vida comprada, y la muerte alcanzó a cuatro Presidentes de Estados Unidos cuando aún ejercían su mandato.
 
>William Henry Harrison. Falleció por problemas pulmonares en 1841.
 
>Zachary Taylor. El célebre General yanqui sobrevivió a la Guerra Civil, pero no a una enfermedad gastrointestinal aguda en 1850.
 
> Warren G. Harding. Murió por un infarto en 1923.
 
>Franklin Delano Roosevelt. Salió ileso de un atentado, venció la poliomielitis, sacó a Estados Unidos de la Recesión y lo guió a ganar la Segunda Guerra Mundial, aunque no vio su final.
 
El 12 de abril de 1945, horas después de avisar que padecía fuertes dolores de cabeza, sufrió una hemorragia cerebral que lo llevó a la muerte.
 
 
Los sobrevivientes

Otros ocho presidentes estadounidenses corrieron con mejor suerte que sus predecesores y sobrevivieron a los atentados que fueron perpetrados contra ellos.
 
Ellos son Andrew Jackson, en 1835; Theodore Roosevelt, en 1912; Franklin Delano Roosevelt, en 1945; y Harry S. Truman, en 1950.
 
Richard Nixon es otro de los sobrevivientes, en 1974, al igual que Gerald Ford (1975), Jimmy Carter (1979) y Ronald Reagan, quien llevaba menos de tres meses en el cargo cuando un balazo le perforó el pulmón el 30 de marzo de 1981.
 
Reagan sobrevivió merced a la rápida intervención médica a la que fue sometido. Su atacante, John Hinckley, declaró que intentó el magnicidio para llamar la atención de la actriz Judie Foster.