Rayados: la Liguilla no le pertenece
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Rayados: la Liguilla no le pertenece
En época de aturdimiento por sus necesidades y urgencias, a Rayados le vino bien darse un baño de goles frente al Veracruz. Un triunfo presupuestado al que le sobró estridencia, pero que no le modificó su vida en el torneo.
Si un mérito ha tenido Rayados en este Apertura fue, precisamente, el haber podido imponer condiciones frente a los tres peores equipos del certamen.
Aplastó a Santos, Chiapas y Veracruz, en ese orden, pero al dorso de esta lógica, el equipo ha mostrado notables flaquezas frente a rivales más robustos con quienes, en definitiva, debía medir su nivel de fortaleza para discutir objetivos importantes.
Esta foto resume la campaña de Rayados. Tan predecible frente a los más débiles como largamente incompetente frente a los poderosos.
Una situación que, combinado con su inestabilidad táctica, su fragilidad emocional, la fuga de talento y su infertilidad ofensiva, hoy lo ha dejado al borde un nuevo fracaso de la mano de Mohamed y que para “salvar” el semestre con una clasificación “in extremis” ocupa entregarse a la voluntad divina.
Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿Este Rayados soportaría jugar una Liguilla con el nivel que trae? Si se toma como referencia que al desahuciado Veracruz sólo lo pudo abrir –y gracias a un “regalo”- apenas al minuto 40 porque antes jugó basura, su realidad es poco convincente.
A Rayados le ha llegado el momento de hacer cuentas y especulaciones de cara a una Liguilla a la que durante todo el torneo la ha mirado desde lejitos. Hoy da señales de desesperación e impotencia porque sus números le dan vida, pero continúa sin encontrarle compatibilidad con su juego.
El certamen podrá ser generoso, pero a decir verdad, Rayados tiene poco qué hacer en una postemporada para la cual no ha demostrado estar a la altura de las circunstancias, y dónde ha perdido más tiempo en tratar de “volver a empezar” a cada rato, que buscar progresar desde lo que ya había construido.
No se trata de ser pesimistas, sino realistas. Mohamed no ha podido torcer el rumbo de un equipo que desde las primeras fechas ya acusaba flojera y cierta nostalgia –luego traducida en carga- por todo lo que había hecho –y perdido- en el torneo anterior.
El DT fue el más afectado y se lo trasladó al grupo. En tiempos de crisis, los jugadores para sentirse menos vulnerables necesitan contar con un entrenador convencido y Mohamed, si bien lo estuvo desde el corazón, también dejó la sensación de estar decaído por la seguidilla de fracasos.
Dentro de este contexto, Mohamed no supo encontrar la receta para explotar las virtudes de sus mejores futbolistas. Muchos de ellos se le cayeron por efecto dominó y mermaron la capacidad del grupo.
Tampoco se vio mucha equidad de criterio en el entrenador. Si Cardona fue relegado por baja futbolística, quizás Carlos Sánchez, Funes Mori y hasta Gargano se le tendrían que haber sumado y no exhibir sólo al colombiano.
Aparte, el gran problema de Rayados en este Apertura le fue atribuido siempre a la falta de puntería –que sí fue factor-, pero nunca hubo una seria autocrítica en cuanto a las malas transiciones defensivas, una puerta trasera que permanentemente estuvo abierta para los arribos del adversario.
El malestar de Rayados en todos sus frentes a lo largo del torneo ha sido crónico y no una cuestión pasajera. Los escasos triunfos apenas fueron “mejoralitos” y nunca han garantizado un despegue prometedor.
Entonces, llegar a una Liguilla bajo estas condiciones sería un autoengaño para el equipo y para Mohamed.
Rayados ha ido combatiendo las urgencias sin un plan definido y trae una inercia donde sólo cumple con lo que tiene fácil y presupuestado.
Por lo tanto, la clasificación, por más que la vea y la quiera, por lo hecho en este semestre no le pertenece.
@Mario_Sanchez1