Usted está aquí
Experiencias de la ‘Generación Cien’ ;Historias de libertad del Ateneo Fuente
Un día como hoy nació una historia llena de revolución, amores, cultura y sabiduría, que se le agradece a una educación “libre, pero responsable”, como la que ha caracterizado a la “Generación Cien” del Ateneo Fuente, que cumple hoy 149 años de historia.
La arquitectura “art-deco” que levanta los cimientos del edificio con los grandes ventanales, jardines y hasta “El Danés”, es la encargada de guardar el recuerdo de grandes personajes de la cultura, la política y las ciencias que han destacado a nivel nacional e internacional.
Estos son algunos de los recuerdos, de la “Generación Cien” del Ateneo Fuente de Saltillo.
“Así como llegamos, nos soltaron, éramos jóvenes libres, sin celulares, pero con todas las posibilidades de curiosear de manera sana. Estábamos haciendo amigos y jugando en nuestros ratos libres. Era un sistema estricto académicamente, pero con libertad de pensamiento”, recuerda con nostalgia Rosario de León Cabello, profesionista y organizadora de la junta anual de la “Generación Cien” del Ateneo Fuente.
La escuela era mixta y las clases empezaban desde las siete de la mañana. Para llegar, los alumnos tomaban el camión que entraba hasta el atrio de la escuela, el “Obregón” o el “Circulación”, eran dos de las antiguas rutas que a la hora de clases solían poblarse de ateneístas.
Los pupitres se compartían entre hijos de gobernadores, empresarios y gente de las colonias más populares de Saltillo, todos bajo las mismas oportunidades de libertad académica que desde entonces se alzaba de un gran prestigio. “No te pedían que entraras a las clases, era un sistema universitario. Sonaba un timbre, uno para salir y otro para entrar, tú sabías”, dijo Rosario de León.
El orgullo se compartía tanto en alumnos como en maestros. La “Generación Cien” nunca va a olvidar las horas clase por las que tuvieron grandes logros, y en uno de los casos se adjudica una rectoría de la UAAAN, por Luis Alberto Aguirre, otro exalumno.
A esta generación impartían las materias el historiador y periodista Idelfonso Villarello, a cargo de historia y psicología; el doctor Mariano Narváez ofrecía las clases de física, mientras que de civismo, estaba al frente del pizarrón el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Alejandro Soberón.
Por otro lado, Enrique Reyna por quien tiene nombre la Facultad de Ciencias Químicas impartía la materia de física, al igual que José Cárdenas en el Laboratorio de Química del 4to grado. “Era un orgullo para todos ellos, decir que eran maestros del Ateneo, lo hacían por vocación”, cuenta Otoniel Cárdenas, quien ahora es doctor en medicina.
“No era la libertad por la libertad, era la posibilidad de experimentar la libertad de manera responsable. Teníamos mucha sed de conocer, porque nuestros maestros nos hacían descubrir un mundo nuevo, nos mantenían muy motivados, no queríamos faltar”, asegura Esther Rodríguez.
Nunca faltó quien se divirtiera jugándole bromas a “La Nena” (la encargada de la biblioteca), a quien en repetidas ocasiones hicieron bajar el libro que se encontraba en la parte más alta de los estantes que desde entonces resguardan un acervo de más de 30 mil libros. “Nena, necesito el libro de hasta arriba”, repetían una y otra vez.
El Ateneo, era desde la época, el espacio perfecto para tener de manera gratuita un buen momento recreativo, que ahora ha sido un tanto abandonado por las nuevas generaciones, según comenta la “Generación Cien”.
Mientras conversaban entre los pasillos, los alumnos iban del salón de estudios a la Pinacoteca a observar las pinturas de Rubén Herrera, o al Museo de Historia Natural. En otras ocasiones acudían a las canchas de basquetbol donde hicieron nacer después de varios acuerdos del consejo estudiantil el primer equipo de basquetbol de los Daneses, que el próximo año festejará su 50 aniversario.
Estas actividades sucedían cuando no se organizaba una tardeada en la casa de Magdalena Marrufo, en la que aprovechaban para bailar un rock and roll de los Teen Tops, Enrique Guzmán o Los Apson.
Hubo también momentos románticos en los que se podía conquistar a alguien con una balada de Leo Dan y Leonardo Favio o quizá, por otro lado vivir la revolución de Los Beatles, mientras se debatían las ideas de la clase de sociología o literatura mexicana impartidas por Antonio Gutiérrez mejor conocido por los exalumnos como “La Muñeca”.
Magdalena vivía en la calle Victoria, en un inmueble que contaba con 17 cuartos y un salón en donde se organizaban tardeadas y horas del pastel, pero esta no era la única función de la casa de Magdalena.
En su vivienda se asistían otros estudiantes que venían de diversas partes de Coahuila y de México a estudiar en las aulas del Ateneo Fuente. Un ejemplo claro era el de José María Luna Pérez quien llegó de la Ciudad de México y que fue enviado por sus padres a Saltillo, gracias a la fuerte problemática que aturdía a la UNAM, y los enfrentamientos con violencia entre la policía y la huelga estudiantil que empezaron desde el 65.
Por todas estas historias, los alumnos reviven la nostalgia de volver a las enormes puertas de madera que abren el majestuoso Paraninfo del Ateneo como cada año, para celebrar un día más de amistad y la libertad que encausó su éxito profesional y amoroso.
Cada año, desde hace 25, la renombrada “Generación Cien” reúne por lo menos a 70 exalumnos del Ateneo que ingresaron en los primeros días de agosto de 1967. La primera vez que se reunieron fue después de 20 años de haber egresado del Ateneo.
La vida separada y la lejanía para muchos fue una constante que parecía ser un impedimento para que la reunión se repitiera, sin embargo, el orgullo ateneísta pudo más y desde hace 25 años a la fecha se realiza una reunión anual con duración de 3 días a la que asisten egresados de Colima, Ciudad de México, Tamaulipas y Houston.
El primer día se utiliza como “rompehielo”, otro para la ceremonia de gala en el Paraninfo y al final un almuerzo que en esta ocasión se realizó en el Club de Leones.
Se han adelantado varios en el camino, en el último año fallecieron aproximadamente 11 personas de los 200 que ingresaron a las aulas de aquellos tiempos.
El Ateneo Fuente fue fundado el 2 de octubre de 1867, pero inaugurado hasta el 1 de noviembre del mismo año, mientras gobernaba el militar Andrés S. Viesca. Desde su fundación ocupó 2 de los edificios más emblemáticos del centro de la ciudad, pero fue hasta 1933 que la institución se reubicó al lugar donde se encuentra actualmente.
Por el Ateneo Fuente han pasado personalidades importantes como:
> Venustiano Carranza
> Roque González Garza
> María Izquierdo
> Julio Torri
> Manuel Pérez Treviño