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Califica Rubén como agravio que se ligue a funcionarios con ‘El Mono’
El Gobierno de Coahuila se siente agraviado luego de que funcionarios y exfuncionarios fueron señalados como protectores del operador de los Zetas, Juan Manuel Muñoz Luévano, “El Mono”, actualmente investigado en México y España, pues en el Estado se ha luchado como en ningún otro lugar contra el narcotráfico, expresó esta mañana Rubén Moreira Valdez.
VANGUARDIA publicó que funcionarios y exfuncionarios de Coahuila fueron involucrados en las investigaciones que se llevan a cabo en México y en España contra Juan Manuel Muñoz Luévano, “El Mono”, como integrantes de una red de lavado y de protección para el presunto operador financiero de Los Zetas.
De Coahuila, los servidores públicos relacionados con esta investigación son Homero Ramos Gloria, actual Procurador de Justicia, Armando Luna Canales, hoy diputado federal y exsecretario de Gobierno, y Jesús Torres Charles, exprocurador de la entidad.
“Mi gobierno, como ningún otro, ha luchado contra el narcotráfico y yo a las pruebas me remito: disminución de la violencia, disminución de homicidios, disminución de hechos delictivos.
"En mi gobierno como en ningún otro se han tomado medidas legislativas en contra del crimen, se cerraron los casinos, hemos controlado la venta del alcohol, hemos hecho legislación en contra del robo de gasolina, acá no hay carreras de caballos, tenemos una legislación muy dura que ya quisiéramos ver en otros países”, señaló el Gobernador.
Enfatizó que su gobierno no ha entrado a negociar jamás con ningún delincuente, pues se les ha combatido.
“Y eso le ha costado la vida a muchos policías y le ha costado la vida a mucha gente, incluyendo familiares nuestros, por lo tanto nos sentimos agraviados con eso. No tengo una explicación de por qué haya pasado eso, lo que pasa es que sí nos sentimos bastante agraviados por esa situación”, enfatizó.
Indicó que Ramos Gloria y Armando Luna, ambos pasaron pruebas de control de confianza y los dos han dado muestras sobradas de valor personal para combatir el crimen.
“En el caso de Homero Ramos, sigue siendo sometido a pruebas de control de confianza”, subrayó.
El Mandatario estatal recordó que en las leyes mexicanas está prohibido hacer filtraciones.
CASO OCAMPO
Sobre el caso del municipio de Ocampo, del que VANGUARDIA publicó ayer que existen audios en el que un funcionario de ese ayuntamiento reconoce abusos del alcalde Alfonso Pecina y del director de Seguridad Pública, Roberto Torres, Moreira señaló que si hay algún delito, se debe proceder.
Gustavo de la Rosa Ramírez, consejero nacional del PRD y dirigente de Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina de Coahuila (UFICC), presentó una denuncia por esos hechos ante la CDHEC.
“No tengo conocimiento, y si hay, pues ya lo trataremos, y si hay un delito que se persiga”, señaló el mandatario.
Niega Torres Charles cualquier vínculo; HMV reclama a diario
En una carta enviada a VANGUARDIA, la cual también le hizo llegar al diario El País de España, Jesús Torres Charles negó cualquier vínculo con Juan Manuel Muñoz Luévano, “El Mono”.
“Es absurdo sostener que este tipo tenía proximidad con la política y la administración de justicia refiriéndose a mí, pues como ya lo dije, no ostentaba en ese momento ningún cargo público”, señala Torres Charles.
E insiste: “en esa comunicación, el señor Muñoz Luévano aparentemente habla con una tercera persona y supuestamente yo soy tema de la plática, pero yo NO participo en ella y tengo la certeza de que en todo el sumario (que por cierto, aparentemente sigue siendo oficialmente “secreto” aunque ya filtrado), no hay registro de ninguna conversación mía con este sujeto o sus personeros, porque nunca ha existido”.
Asimismo, el exgobernador Humberto Moreira Valdés respondió al diario El País reafirmando que no tiene vinculación alguna con esta persona y asegura que le perjudica que se insista en relacionarlo con él.
“El artículo no describe ninguna relación de mi persona con el señor Muñoz Luévano, y a pesar de ello, sigo siendo aludido directamente cuando se informa de los posibles vínculos de quien se denomina como ‘Mono Muñoz’ con jueces y funcionarios mexicanos.
“Siendo ustedes conocedores de las conclusiones de diferentes órganos jurisdiccionales españoles sobre mí que me exoneran, ¿hasta cuándo van a seguir utilizando mi nombre para ligarlo a personas o ámbitos presuntamente delictivos y en unas publicaciones descontextualizadas?” finaliza la misiva que Moreira Valdés envió al rotativo español.
La casa de Doña Panchita
Se llamaba “Doña Panchita”, y su casa en el 868 de la calle de Ámsterdam, en la colonia Oceanía Bulevares, era una de las más famosas, por no decir que la más célebre, de Saltillo.
Yo había oído hablar alguna vez en mis años mozos sobre aquella casa misteriosa, la casa de Doña Panchita.
Luego supe, cuando tuve edad suficiente, que se trataba de una casa de citas, de un prostíbulo, vamos, a donde concurrían mancebos y veteranos para apaciguar sus ardores.
Nunca fui, le soy sincero, ganas no me faltaron, le soy honesto, fue hasta muchos años después, y cuando la madrota Panchita ya había muerto, que conocí la casa, por fuera, y su historia, por dentro.
Una colega, Zuria Alvarado, que vive justo al lado del 868, la casa de Doña Panchita, fue quien me sugirió que hiciera un perfil sobre esta peculiar putera para el Semanario, cuando el Semanario era el Semanario, y me gustó la idea.
Que por qué no hacía historias de gentes con vidas edificantes y no de putas, me amonestó un lector, “alguien tiene que hacer el trabajo sucio”, le respondí al puro estilo de los abogados que defienden cabrones.
Y me fui unos días para el barrio de Doña Panchita a buscar lo que no se me había perdido.
Y mire de lo que se viene uno a enterar. No sólo era una de las casas más conocidas del Saltillo, de Coahuila, sino del norte del país.
Se cotizaban aquí las meretrices más guapas y jóvenes de la comarca, a varios cientos de kilómetros a la redonda.
Allí, ponga ojo, estuvo Marco Antonio Solís “El Buki”, Adolfo Ángel “El Temerario Mayor”, deportistas de buena talla y políticos de mucha pomada.
Famoso fue 868 de la calle de Ámsterdam, en la Oceanía Bulevares, que regenteaba Doña Panchita, una enfermera de profesión, según me contaron sus antiguos vecinos, y su esposo Hugo, un ingeniero agrónomo metido a padrote.
La imagen que guarda aquel barrio de Doña Panchita es la de una mujer bajita, redonda, de piel blanca, yendo y viniendo con un tarro de cerveza con clamato y limón.
Detractores tuvo Doña Pancha, que la acusaron de tratante de blancas y prostitución infantil, menos cuando se trataba de asistir a las fiestas babilónicas de cumpleaños que celebraba en aquella casa con cazuelotas de asado y harta beberecua.
O a las levantadas donde las mismas prostitutas eran las madrinas del Niño Dios y daban unos bolos bien grandotes.
Un día de hace siete u ocho año murió Doña Panchita, víctima de cirrosis, con una botella de cerveza Corona puesta en el buró de su recámara, botella que dejó a medias, me confiaron sus incondicionales.
Y esa fue la historia de Doña Panchita, la que vivió en el 868 de la calle de Ámsterdam, en la colonia Oceanía Bulevares, la casa de citas más conocida del norte de México.