Mañana lunes empieza en Saltillo la gran reunión de estudiantes de historia que celebrarán su Encuentro número 39. Han confirmado su presencia poco más de mil jóvenes que vienen desde Yucatán y Chiapas hasta Baja California y Sonora, sin dejar de lado el bajío, occidente y el Golfo y, evidentemente, la Ciudad de México, Puebla y Tlaxcala.

Estos encuentros fueron creados, desde el número uno, por estudiantes para estudiantes. Es una de esas rarezas de nuestro país en que asoma una cierta democracia y la necesidad de participación. En general, se iniciaron sin apoyo de los gobiernos ni de las universidades sino marginalmente. Pero cuando empezaron a participar más estudiantes la logística exigió a los organizadores de cada universidad pedir apoyos a gobernantes, instituciones educativas, gremios de hotelería y turismo, etcétera. Como podrá usted imaginar, colocar a mil huéspedes jóvenes y unos 40 profesores no es sencillo. El encuentro de Saltillo será el más grande de los que se hayan hecho hasta ahora y su organización se debe a un pequeño grupo de estudiantes de la Escuela de Ciencias Sociales de la UAdeC. Creo que es de justicia reconocerle a Jorge Tirzo Lechuga el liderazgo de este Encuentro.

Como puede deducirse, por el número del que aquí tendrá lugar, quienes estudian Historia tienen deseos de conocerse, pero también de confrontarse… y lo han llevado a cabo en reuniones anteriores. Esto, en vez de generar relaciones ríspidas entre ellos, ha propiciado mayor interés. Recuerdo que cuando nuestros estudiantes de la primera generación asistieron al Encuentro de Monterrey regresaron felices de saber qué se enseñaba en otras universidades; se sentían orgullosos de manejar mínimamente autores que se leían en semestres más adelantados de otras universidades y pudieron discutir orientaciones de la nueva historiografía. Los saltillenses lucieron ahí sus primeras ponencias.

Aunque el congreso es de estudiantes y ellos presentarán centenas de ponencias temáticas, siempre han acostumbrado invitar a historiadores que cada grupo considera importantes para escucharlos y aprender, por ese medio, lo que se está investigando y publicando a través de la nación. En esta ocasión vienen historiadores de gran calado procedentes de diferentes estados y con temas variados.

También acudirán dos historiadores extranjeros.

Siempre hay un tema central, que es el que define la orientación general que se pretende enfrentar. En esta ocasión, ese tema es “Los procesos históricos de identidad regional”, mismo que pone el acento en lo regional, pero no desde la geografía sino desde la cultura, las tradiciones, las particularidades y los enfoques teóricos. Eric Van Young dijo que la región es buena para pensar; también la historiadora Natalie Z. Davis escribió que sin historia regional malamente comprenderíamos una universal. Puede también plantearse, como lo hizo Carlo Ginzburg, que un hecho estrictamente individual puede tener connotaciones que conducen a cuestiones culturales que pueden incluso ser milenarias y de las que la persona no es consciente. Un buen número de las ponencias estudiantiles plantearán problemas teóricos y metodológicos desde sus localidades, regiones, estados o instituciones. Muchas son atractivas, novedosas o provocadoras.

Veremos qué resulta de las preguntas y discusiones de tales pláticas.   

Nuestra Escuela de Ciencias Sociales, que es la más joven entre las 52 de la UAdeC y la más pequeña (100 alumnos), inició con muy buen pie y en sus apenas ocho años de vida se colocó entre las tres más productivas. Es la que más libros ha publicado en los últimos años. Tiene una planta de maestros de alto nivel (seis con doctorado, seis con maestría). Muchos alumnos ya pasaron un semestre en universidades de España, Francia, Italia y, por supuesto, México; ellos han mostrado que pueden salir airosos de otros centros educativos puesto que han pasado con buenos resultados sus exámenes. Entonces, este 39 Encuentro es una consecuencia lógica de la capacidad estudiantil de aquí y del resto del País.