Música de órgano para las noches saltilleras
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Música de órgano para las noches saltilleras
Desde hace 22 años, en el mes de octubre, la Universidad Autónoma de Coahuila, a través del Departamento de Difusión Cultural, ha realizado el Festival Internacional de Órgano en la ciudad de Saltillo.
Este año, los eventos del festival tendrán lugar los días jueves. El Festival de Órgano ha coincidido en el tiempo y el espacio sonoro con el Festival Cultural de Coahuila: los viernes en años anteriores, se empalmaban los conciertos de órgano con los recitales de música popular que ofrecía en la Plaza de Armas el departamento de cultura del Estado.
Durante los conciertos, el estruendo de las tocadas altamente electrificadas de la Plaza invadía la Catedral, opacando los nobles sonidos del órgano. El templo más antiguo de Saltillo adquiría el aspecto de un taller de herrería. Sobre todo, porque los conciertos de la Plaza de Armas cuentan con potentes equipos amplificadores, para que la música se escuche hasta la colonia Zaragoza y circunvecinas. En cambio, el órgano de la Catedral no necesita más que el aire en el que vuelan las palomas y que pasa por sus flautas y tubos, para llenar la gran bóveda con las notas de una antiquísima tradición musical.
Este año, las autoridades universitarias cambiaron los conciertos para los jueves de octubre, y así dejar que en la Plaza de Armas se desarrollen los viernes las cenas de negros y de narcos que nuestras autoridades consideran “cultura popular”.
El pasado jueves, solamente 44 personas asistimos al concierto que ofreció Eliezer Jáuregui Arrazate, no sé si por la poca difusión que se le dio al Festival, o por desconocimiento del cambio de día. Por lo demás, la audición inició con media hora de retraso. La espera valió la pena, quienes acudimos escuchamos las obras de Nikolaus Bruhns, Dietrich Buxtehude, Bach, Walther, Callahan y Böelmann, interpretadas de forma magistral por el pianista y organista saltillense.
Por lo avanzado de la noche y para fortuna de que no se empalmó el concierto con las estruendosas presentaciones en la Plaza de Armas, la hora que el maestro Eliezer interpretaba la obra de J. S. Bach, coincidió con los sonidos que emanaban de los bronces de las campanas de Catedral y el fluir del agua de la fuente de la plaza, sonidos que se ensamblaron en una armonía perfecta.
Por otra parte, las imágenes del circuito cerrado de televisión del concierto dejaron mucho que desear: movimientos bruscos de cámara, escenas fuera de foco, y sin un encuadre que le permitiera al auditorio admirar la expresión artística; no hubo coordinación entre los elementos auditivos que salían del órgano y las imágenes de movimientos de pies y manos del organista.
Los asistentes no pudieron admirar visualmente esa joya musical que adquirió la comunidad saltillense a inicios del siglo pasado en Alemania, a iniciativa del obispo Jesús María Echavarría y Aguirre, en pleno movimiento armado de 1910.
Vale mencionar que los conciertos de órgano se realizan en la Catedral de Saltillo, precisamente por causa del instrumento musical que lleva ahí cien años, sin que ningún político nuestro hasta la fecha se lo haya “carranceado”.
Para el próximo jueves 20, se prevé la presentación de Kika Jonicenoka, quien se ha presentado en conciertos de órgano y piano en su natal Letonia, en San Petersburgo, Moscú, Italia, Suiza, además de varias ciudades de la República mexicana. Interpretará nueve obras musicales (de paso, la maestra Jana Pretzlova, de la Facultad de Psicología de la Universidad, tendrá oportunidad de saludar a una cuasi paisana: usted sabe que de Checoeslovaquia al mar Báltico hay la distancia de aquí a Cuatrociénegas.).
Posteriormente y para finalizar, la noche del 27 de octubre, se presentará en la gran bóveda de la Catedral el maestro José Suárez, quien interpretará al órgano nueve composiciones de Froberger, de Pachelbel, de Buxtehude y nuevamente de Bach, el maestro mayor de este instrumento.
Parafraseo al desaparecido Germán Dehesa: “aiquír”. Y como secundaría el Piporro: “aiquír, raza”. La entrada es gratuita. Después del concierto, puede usted aprovechar para realizar un paseo nocturno por las añejas calles de nuestro querido Saltillo.