Genocidio y holocausto
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Genocidio y holocausto
Sí podemos nombrar holocausto a no pocos acontecimientos sucedidos en el noreste mexicano
Las noticias que han circulado recientemente nos conducen a reflexionar acerca de temas que nunca creímos que podrían ocurrir en la región en que vivimos.
Últimamente se está hablando de genocidio en referencia a varias regiones de Coahuila. El concepto es interesante, pero también peligroso. Por una rara coincidencia acabo de terminar un libro que trata sobre el genocidio que tuvo lugar en el noreste mexicano. Todos los indígenas sufrieron ya sea esclavitud, deportaciones (hacia el sur de México o hacia otros lugares, como Cuba, Venezuela o Puerto Rico), maltrato y enfermedades para las que sus cuerpos no habían generado ningún sistema de defensas. En resumen, los indígenas de esta gran región en que vivimos, con una extensión muy superior a la de España, fue privada de sus aborígenes, que habían vivido y sobrevivido al menos durante 11 mil años. No murieron por causas naturales sino por el maltrato, la guerra y el hambre propiciados por un sistema de explotación brutal.
Llamar genocidio a ese fenómeno es correcto, pero hay que tener cuidado con las palabras. Genocidio es una referencia a acabar, destruir, asesinar a un grupo étnico, a una “raza”, a un pueblo con características muy suyas. Proviene, evidentemente de dos términos latinos (gens y occidere) que significan en traducción muy simple: matar un linaje. Entonces, en referencia al pasado, podemos afirmar que en Nuevo León hubo genocidio porque la intención de no pocos neoleoneses fue extinguir a los indios de su región. ¿Qué diré de Coahuila?, un Gobernador del siglo 19 presentó su programa de trabajo y señaló que la tarea más importante era acabar con los indígenas que todavía había en distintas partes del Estado. Fue un genocida.
¿Podríamos aplicar ese concepto a la masacre de Allende, Piedras Negras, Torreón, San Pedro, San Fernando, Ayotzinapa y otros? Desde el sentido original no. No se mató a un grupo cultural, una sociedad étnica ni a familias extensas. Se asesinó a individuos con características especiales, por ejemplo, que pertenecían a un grupo delincuencial específico (diferente al de sus asesinos) o, peor, a personas que por mala suerte estaban en un lugar. Una señora de Allende salió a ver quién tocaba a su puerta. Le pidieron que saliera porque iban a quemar su casa. La anciana les dijo que ella no había hecho nada malo. Le respondieron que su nieto vendía droga con los contrarios. Su casa ardió; el tanque de gas explotó. No la mataron pero nunca más ha visto a su nieto. Asesinatos, no genocidio.
Se ha hablado mucho de holocausto a partir de los hornos crematorios de Hitler porque, en efecto, ahí se quemaba a los prisioneros. De manera incorrecta se dice con frecuencia “holocausto del pueblo judío” y esto tiene nada más parte de verdad. Lo que es preciso censurar es la aplicación a ese grupo de sociedades étnicas (los judíos de Polonia tenían muy poco qué ver con los de Alemania y éstos con los franceses o los de Paraguay). Pero eso no es necesario discutirlo sino que se aplica esa hecatombe a los judíos. Sabemos que Hitler acabó con casi un millón de gitanos. De éstos casi nadie se ocupa porque eran eso: gitanos, nómadas, desordenados, gente que se la pasa tocando guitarra o domando caballos. Piénsese lo que se piense, un millón murió en varios campos y sus cuerpos fueron quemados, igual que los de los judíos. A esta acción se le nombra, correctamente, holocausto. Y ahora diré que el concepto viene de dos palabras griegas (olon: total y kaustos: quemado), lo que significa “todo quemado”.
De esta manera, creo que si no podemos hablar de genocidio sí podemos nombrar holocausto a no pocos acontecimientos sucedidos en el noreste mexicano. En Piedras Negras quemaron gente en la cárcel de manera frecuente; en Patrocinio (San Pedro) quemaron sistemáticamente personas.
En el caso de nuestros antepasados indígenas se puede utilizar el concepto genocidio con propiedad; en el de Patrocinio el de holocausto. Tal vez un lector comodino se pregunte a qué viene esto. A algo simple: a que en el sexenio anterior hubo más de mil desaparecidos.