¿Será melón o sandía?

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¿Será melón o sandía?

Don Pedrito Giraldo, funcionario público estatal y de corazón arcoíris, llega atribulado a la casa del Brujo Popochas. Aclaro, no es gay, para evitar la furia inquisitorial de la Arquidiócesis de México que lo tildaría de “enfermo mental” y “propagador de males sexuales”. No. Su corazón es débil porque cada sexenio, él vota por el candidato con más posibilidades de triunfar, sin importar el color. 

Brujo: ¿Qué te acongoja, Pedrito? 

Pedrito: ¿Por quién votar en 2017? Estoy muy confundido. Mi bienestar personal y familiar depende de ello.
 
Brujo: Las cartas me dicen que 2017 será una carnicería electoral muy cerrada. 

Pedrito (con ojos lacrimosos): ¡No me diga, don Popochas!

Brujo: En el PAN hay dos finalistas: uno apodado “el monotemático”, impulsivo y obsesivo. Tiene nombre de galán de telenovela venezolana.

Pedrito: Sí, Luis Fernando

Brujo: Él se siente inmaculado por una brillante honestidad que lo imagina capaz de traer la alternancia a Coahuila y meter a la cárcel a Humberto.

Pedrito (incrédulo): ¿Será ése el bueno?

Brujo (ignora a Pedrito): El otro, un tal Memo. Espera agazapado a que Luis Fernando cometa errores ante su jefe; un peloncito de lentes, inteligente, que lleva igual apellido.

Pedrito: Sí, Anaya. 

Brujo: Memo es más cínico y menos idealista. Hasta parece priísta. Él es el candidato esperado por el PRI, porque piensan que es más fácil derrotarlo.

Pedrito (asustado): No me diga, don Popochas.

Brujo: Cualquiera de los dos será el bueno. Pero ninguno de ellos tiene el carisma para conciliar, y sumar, al resto. 

Pedrito: Bueno, para eso está Ricardo Anaya.

Brujo: Exacto. Gracias a él han mostrado, hasta hoy, una percepción de unidad, al contrario de los priístas. 

Pedrito: Pero, ¿no cree que vuelvan a embarrarla, como siempre lo han hecho?

Brujo: El riesgo está en sus genes políticos, pero en esta ocasión hay más posibilidades de que antepongan los intereses partidistas a los propios: todos ya se sienten “Palacio” y caminan como tal.

Pedrito (angustiado): Y de los tricolores, ¿qué dicen las cartas?