“La vida de Pablo Escobar no es digna de imitar en ningún momento”, dice su hijo
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“La vida de Pablo Escobar no es digna de imitar en ningún momento”, dice su hijo
Miami, EU .- Juan Pablo Escobar espera que la edición en inglés de su libro Pablo Escobar, mi padre disminuya la percepción positiva que los jóvenes pueden haber recibido sobre el mundo de las drogas a través de producciones de Hollywood, series y telenovelas que, en su opinión, cometen “apología del delito”.
“Quiero que todos entiendan que no es ‘cool’ (chévere) ser narcotraficante”, explicó en entrevista con Efe el hijo mayor del jefe del Cartel de Medellín, quien también es conocido como Sebastián Marroquín, nombre que adoptó tras la muerte de su padre.
“La vida de Pablo Escobar no es digna de imitar en ningún momento”, afirmó y señaló que ha dedicado los últimos ocho años de su vida a difundir este mensaje. Su libro es parte de este proceso.
Tras estar el año pasado entre los más vendidos en español a nivel mundial, la editorial Thomas Dunne Books compró los derechos en inglés y desde el 30 de agosto se vende en Estados Unidos con el título “Pablo Escobar, my father”.
Aun así, explicó, todos los días le llegan mensajes a través de las redes sociales en los que jóvenes de zonas tan dispares como África, India o Europa del Este le dicen: “Yo quiero ser como tu papá”. Incluso dice que le reclaman que él se hubiese cambiado el nombre.
Es un fenómeno que le entristece y le desespera. Para él, es producto del mundo del espectáculo, desde Hollywood a los que cantan narcocorridos, que muestra el mundo de la droga como de una opulencia sin fin.
No hay duda de que “Pablo Escobar es un negocio lucrativo. No voy a caer en el debate de si es figura pública o quién tiene derecho a lucrarse. Hay pastel para todo el mundo”, afirmó.
“El problema que yo tengo es con el mensaje dudoso (…) hay muchos lucrándose con lo que para mí es una apología del delito”, afirmó.
Para Juan Pablo, series como “Narcos” de Netflix, la telenovela “El patrón del mal” y otras películas del Hollywood dejan a los jóvenes con la sensación de que “la vida de Pablo Escobar era una rumba (fiesta) constante”.
Para él, es una gran irresponsabilidad. Además dice no entender el porqué de lo que describe como “mentiras” en estas producciones. En su página de Facebook ha publicado una lista de “28 Fantasías de Narcos 2”.
“¿Para qué poner más picante en la vida de Pablo Escobar, más violencia, más muertos, más explosiones? ¿No les parece que la verdad ya es suficientemente picosa (jugosa)?”, se preguntó Juan Pablo, que tenía 16 años cuando su padre cayó abatido en 1993.
En su libro, el ahora hombre de 39 años cuenta cómo su familia paterna le dio la espalda a él, su hermana y su madre. Incluso les acusa de robarles. El mundo de la mafia está lleno de traiciones, “pero la peor es la de la propia familia”, lamentó.
También relata cómo después de negociar con las familias colombianas de la mafia, que les cobraron los millonarios gastos de la guerra del narcotráfico que azotó a Colombia en las décadas de 1980 y 1990, Victoria Henao, la viuda de Escobar, y sus hijos se hicieron de nuevas identidades y se asentaron en Buenos Aires.
Allí, Juan Pablo Escobar intentó rehacer su vida estudiando sus pasiones, el diseño y la arquitectura, pero la sombra del jefe del Cartel de Medellín le perseguía y otra traición le llevó a él y a su madre a la cárcel en Argentina.
Cansado de esconderse, decidió “dar la cara”, como él mismo describe la decisión de decir su verdad. En 2009, protagonizó el documental “Pecados de mi padre” y encontró una misión de vida: Resarcir a las víctimas de su padre en Colombia y educar a jóvenes y a sus padres sobre cómo es en verdad la vida en la mafia del narcotráfico.
Ha dado charlas por México y Centroamérica y le gustaría ir a otras partes del mundo con su mensaje.
Pero su mayor sueño es dejar de ser el hijo de… “Yo soy un pacifista y al final quisiera que el mundo me empiece a ver por mí mismo. Juan Pablo Escobar, Sebastián Marroquín, como me quieran o me quiera llamar. Pero que me vean a mí”, pidió.