Sobre la eternidad de los productos desechables

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Sobre la eternidad de los productos desechables

La democracia para los mexicanos se resume en consolidar el sistema electoral. Sin embargo, poco se abunda en otros temas, donde la participación ciudadana es fundamental para lograr un punto de equilibrio: la protección al medio ambiente, por dar un ejemplo.

Por unos días, los saltillenses enfrentamos una crisis de recolección de basura. La capital de Coahuila padeció en la primera semana de septiembre, un paro en el sistema de recolección de residuos sólidos urbanos. Lo que originó que montañas de basura aparecieran por todas partes de la ciudad.

Las fotografías en los medios impresos revelaron, por un lado, un área de oportunidad para las autoridades, y por la otra, la falta de cultura de los ciudadanos para disponer en forma adecuada sus residuos.

Al no pasar el camión recolector de basura, muchos ciudadanos salieron a las calles a poner su grano de arena para hacer montañas de basura en plazas, lotes baldíos y banquetas. Las fotografías son reveladoras, la gente aventando las grandes bolsas de desechos, en donde cayeran, reflejo de nuestra vasta incultura urbana.

El problema de la generación de residuos va en aumento, éste va de la mano con el sistema de producción. El sistema capitalista nos va marcando los patrones de consumo, los capitalistas generan productos que los ciudadanos adquirimos por consumismo o comodidad, no por necesidad.

Dos ejemplos a vuela pluma: no hace muchos años la gente compraba sus refrescos en envase de vidrio. Por comodidad las refresqueras cambiaron la presentación de los refrescos hacia envase de plástico llamado PET. Sin embargo, un refresco envasado en una botella de plástico es más caro que un refresco envasado en una botella retornable; en las llamadas tiendas de conveniencia y supermercados desaparecieron los refrescos en envases de vidrio.

Por facilidad la gente adquiere las gaseosas en PET a un precio más caro y con un costo ambiental demasiado alto.

No hay paraje, vereda, río, arroyo, en que no haya envases de PET. En el Cañón del Sumidero en Chiapas, se han formado grandes islas de plástico.

Es el precio de la comodidad, sin embargo el costo directo lo paga el consumidor y el costo final la Naturaleza.

Otro material que está creciendo en compras por comodidad son los desechables de Poliestireno Expandido. Ese producto que nos facilita la vida en fiestas y reuniones, a la hora de servir los alimentos y bebidas, causa estragos en el medio ambiente. En los rellenos sanitarios es un
problema financiero que repercute en el contribuyente; es un material que hace crecer el vertedero en forma acelerada. En los Estados Unidos, más de setenta ciudades se han sumado a la prohibición de este producto.

Hasta el momento de escribir estas líneas, no ha sido demostrado científicamente que el Poliestireno Expandido pueda ser transformado en otro artículo, recipiente o adminiculo de utilidad para el ser humano.

Este producto es eterno, como los ángeles, como los vampiros. Una vez fabricado y en circulación, servirá para aumentar los cerros de basura en los rellenos sanitarios si tenemos la precaución de confinarlo, si no, permanecerá en los bosques, desiertos, selvas, y viajará por siempre en los ríos y las olas del mar como un holandés errante. Quién no ha visto en sus paseos y viajes, una botella de PET y un plato desechable, cual ominoso testigo de que ahí estuvo un homo sapiens.

Un informe publicado por la Secretaría del Medio Ambiente, revela un aumento en la generación de residuos sólidos urbanos en un 25 por ciento, entre los años 2003 al 2011. Este aumento es el resultado del crecimiento de las ciudades, de los “avances” tecnológicos y de las modificaciones del consumo.

En la dinámica del desarrollo, la prosperidad no es equitativa, el productor se enriquece y siempre habrá alguien que pague las consecuencias.

La generación de basura no es un problema de las autoridades. Es una responsabilidad de los ciudadanos. 

www.jesuscarranza.com.mx.