La Independencia del mexicano
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La Independencia del mexicano
Ni somos tan independientes como creemos, ni alcanzamos el paraíso de ser independientes algún día. Estas afirmaciones chocan con la celebración de la “Independencia” que celebramos cada año.
La verdad es que tenemos una idea tan negativa del vivir que necesitamos siempre “una razón” para organizar una fiesta, ponernos alegres (sin comillas peyorativas) y dejar salir de nuestro interior el júbilo de ser, de vivir y pensar, de amar y cantar. Y tenemos que repetirnos que el inicio de la independencia política de México hace 207 años es un hecho por el cual cada mexicano es independiente.
Los países y sus habitantes siempre han sido dependientes. Los colonizados no solo dependían de los colonizadores, sino que los colonizadores dependían de los recursos naturales y humanos de los colonizados. Así como el poder de España dependía del oro y de los mineros mexicanos, igual ahora el poder de USA depende de los recursos naturales y humanos de América Latina y de los millones de campesinos y obreros (migrantes y no migrantes) que han cultivado sus campos y sus empresas y su poder.
La independencia ideal, utópica consiste en tener toda la libertad para tomar decisiones. El problema radica en que nadie es independiente de las consecuencias de sus decisiones. Ni Obama, ni Putin ni mucho menos Donald Trump. Ninguno de ellos y del resto de los mortales es libre de “todas” las consecuencias. Y las consecuencias son tan versátiles, inesperadas e independientes que se pueden presentar a los 10 días de la toma de posesión o a los 100, 1000, 10000… Revise usted. La historia de los últimos seis años de Peña Nieto, Putin, Obama y Trump y comprobará que la vida es un caleidoscopio, que cada quien es independiente de mover, pero no puede controlar siempre la nueva configuración de los colores.
Hace cincuenta años se creía que los siete países poderosos eran el prototipo de la independencia, hoy viven encarcelados por el miedo a los terroristas. El muro de Trump es una muralla de papel comparada con la muralla de controles que hay en cada aeropuerto, en cada garita, en cada estadio, en cada concierto. Los encarcela el temor a la venganza de los colonizados que fueron dominados con sus inhumanas e injustas decisiones de siglos pasados.
El mexicano que durante décadas ha sido pobre y colonizado, ha aprendido a depender de su mínimo salario, de sus familiares, cuates, amigos y a ser independiente de las promesas de los políticos, de la corrupción y la injusticia. Le importa muy poco si la macroeconomía es dependiente de USA. Su margen de independencia es muy limitado, pero no le preocupa, lo que le importa es disfrutar el mínimo espacio de autonomía que tiene y las ilimitadas oportunidades de hacer fiesta con poco.
El 16 de septiembre el mexicano no celebra la “Independencia de México”, celebra su limitada Independencia personal.