¿Soy una mamá presente o ausente?

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¿Soy una mamá presente o ausente?

Mamá: En esta vida no existe algo mas valioso que tus hijos. Cuando envejezcas, tu cabello se torne blanco y tu cuerpo cansado, cuando te sientes en una mecedora y medites sobre el transcurso de la vida, nada será más importante que tener la satisfacción de haber sido una buena madre.” Autor desconocido

Al convertirnos en madres buscamos el manual que nos diga como educar, formar, amar y llenar el tanque de bases sólidas que les den las pautas a nuestros hijos en el mañana. Parece difí- cil vivir descubrir en el día a día como tener una sana maternidad o una educación parental equilibrada; definir en donde poner los límites, en qué cosas ceder, en qué aspectos ser inflexible o como ser una autoridad efectiva. Este artículo es para ti, que estás comenzando o viviendo este viaje de la maternidad.

Al convertirme en madre yo decidí estar presente. Decidí disfrutar cada uno de sus días sin estarme latigando sobre mi sacrificio profesional o sobre tener el mejor aspecto físico. Decidí aceptar y abrazar con amor esta etapa y renunciar a ciertas cosas para enfocar mi atención total a este ser humano que vino a cambiar mi vida. Me comprometí a ser presente dejando a un lado muchas cosas que me llenaban de satisfacción, logros profesionales y experiencias que alimentaban mi ego, pero no mi corazón. Mi corazón se lo ganó Emilio, mi hijo, desde que escuché por primera vez su corazón y desde que me perdoné por dejar muchas cosas a un lado y entregarme completamente a sus necesidades y a las de mi esposo. Decidí estar presente, pero confieso que en ocasiones ausente, perdida en el cansancio crónico, en el celular o esperando recobrar algo de vida personal.

Cuando tenemos hijos peque- ños ellos nos necesitan y esta es la realidad más fundamental. Ellos dejarán de ser niños y tú dejarás de ser madre de un bebé, de un infante y de un niño para ser madre de un adolescente o de un adulto. El viaje de la maternidad no se acaba, es un tren que camina en vías fáciles y en ocasiones vías complicadas y obscuras. Hay que aprender y disfrutar ser mamá, acompañar el crecimiento de nuestros hijos, buscando equilibrar nuestra historia personal y equilibrando cada parte de nuestras vidas.

Si somos mamás frustradas, ¿Cómo esperamos tener hijos felices? Nuestros hijos son resultado de lo que ven en nosotros, pero jamás dejamos de querer más y más. Si trabajamos queremos más trabajo, si ganamos dinero queremos más dinero, si gastamos gastar más. Los hijos no piden más que una mamá presente, una mamá que mire a los ojos, que abrace con ternura, que de esa porra en el partido de futbol, que aun llegando del trabajo se permita ESTAR mirando a los ojos en totalidad.

¿Cuál es el mayor reto de la maternidad en este contexto social? Estar presentes. Nos acomodamos en la ayuda en casa, en las abuelas (que son quienes más nutren el alma), la tele, la tecnología, las tablets/ipad, las películas. Hemos dejado de conversar por tener un poco de silencio. Coincido que en ocasiones requerimos de urgencia un respiro, pero es importante recordar todos los días que la vida de nuestros hijos es un milagro y nuestra maternidad es parte de este milagro, sus vidas no nos pertenecen y nosotros a ellos.

¿Quieres ser una madre presente? Besa, abraza, juega con él. Los días pasan, los años pasan, los hijos crecen. ¿Qué infancia quieres que recuerde? ¿Qué momentos quieres dejar grabados en su mente? ¿Una mamá en casa pero ausente? ¿Una mamá que trabaja pero llegando a casa se desvive por ellos? ¿Qué mamá eres?

Sea lo que sea y el estilo de vida que lleves, enfócate en SER y ESTAR presente. Haz tu lo que está en tus manos, no delegues, disfruta esta maternidad. ¡Es un regalo! Cuando estudiaba Coaching, mi coach Lola Garrido me decía: “Marijose, tus hijos siempre tendrán una mamá presente porque tu en tu persona eres presente.” Pero… ¿Qué tanto? ¿Qué tanto tiempo de calidad le dedico a mi hijo? ¿Cuántas veces miro al celular estando con él? ¿Qué me despierta la locura o con qué se me activa la neurosis? Para poder ser una mamá presente el primer paso es ESTAR PRESENTE.

Así que vive sólo por hoy, disfruta, agradece, AMA, acepta tu vida, abraza tus decisiones y suelta. ¡Fluye! Trabajos mejores habrán, nuevas oportunidades llegarán, gente y experiencias para disfrutar vendrán. Dedica tiempo a lo que nutre tu alma, tu espíritu y te hace crecer. Aprovecha tu tiempo (que es un tesoro) para llenarte y darle a tus hijos todo ese fruto del cual te llenas.

 ¿Qué quieres que tus hijos recuerden de ti? Haz esas cosas que marcan su infancia y decídete a construir recuerdos y momentos llenos de amor. He comprobado que la vida es esta que vivimos todos los días. Perdemos el sentido de la vida cuando dejamos de darle valor a las cosas verdaderamente importantes. Los hijos crecerán y tendrás el tiempo total de volver a tus ritmos personales. Así que, “No dejes para mañana los besos, abrazos y “te amos” que puedes regalar hoy.” Disfruta tu viaje, ¡Es un regalo!