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Se cumplen 150 años del nacimiento de Benavente, el Nobel olvidado
Con la ausencia de grandes homenajes, el próximo viernes se cumplen 150 años del nacimiento del escritor Jacinto Benavente, quien, pese a ser uno de los ocho españoles ganadores del Premio Nobel, está hoy prácticamente fuera de los libros de texto y del recuerdo del público.
Fue uno de los autores más prolíficos de comienzos del siglo XX y uno de los más queridos por el público en los años 40 y 50, pero su obra ha quedado hoy "desfasada", explica a dpa la doctora en Filología Hispánica María Isabel Yagüe.
Yagüe es autora de una bibliografía general de su obra en la que recoge un total de 2.670 títulos entre sus libros, artículos de prensa y los estudios de sus textos.
En el año 1922, Benavente fue reconocido por la Academia sueca con el Premio Nobel de Literatura, un galardón que en España solo habían recibido hasta entonces el escritor José Echegaray y, en la categoría de Medicina, Santiago Ramón y Cajal.
"Sus mayores éxitos los registró entre 1998 y 1912 y luego también vivió un periodo dulce en los 40 y 50, pero después aparecieron otros autores con obra de protesta social y Benavente dejó de tener relevancia, quedó desfasado", explica la experta.
Dramaturgos como Antonio Buero Vallejo o Alfonso Sastre, con un teatro de fuerte contenido social, "eclipsaron" la obra de Benavente, quien era "un intelectual de gran altura" pero con "argumentos amables y entretenidos" en sus textos. "Es alta comedia que habla sobre los problemas de la alta burguesía, teatro sencillo y con poca trascendencia", apunta.
Jacinto Benavente Martínez nació en Madrid en 1866 en el seno de una familia acomodada, lo que le permitió recibir una rica educación, semilla de su interés por la literatura. Hijo de un médico, comenzó a estudiar Derecho pero, tras la muerte de su padre y con el dinero heredado, abandonó la universidad y se dedicó a viajar por Europa.
Tras regresar a España, Benavente colaboró con numerosas revistas literarias. Según cuenta Yagüe, escribió centenares de artículos culturales. Era "un autor muy culto, con relaciones con muchos escritores. Viajaba mucho, era un hombre de mundo", señala, destacando también su "dominio total de la lengua española" y su "rico vocabulario".
Entre 1892 y 1893 llegaron sus primeras obras publicadas, los poemarios "Versos" y "Villanos" y "Teatro Fantástico", un recopilatorio de obras breves teatrales de la que sería su gran pasión.
En 1894 tuvo lugar su primer estreno en escena, con "El nido ajeno", sin mucho éxito. Llegaron después textos como "Gente conocida" (1896) y "La comida de las fieras" (1898). En 1899 fundó en Madrid el Teatro Artístico y la tertulia literaria de la Cervecería Inglesa.
Sus mayores éxitos llegaron después con obras como "La noche del sábado" (1903), "Rosas de otoño" (1905) y "Los intereses creados" (1907), considerada su obra maestra y cuya representación abarrotaba los teatros.
En 1912 ingresó en la Real Academia Española y en 1918 ocupó un escaño en el Congreso de los Diputados. Tras la muerte de su madre en 1922 se fue a Estados Unidos como director artístico de una compañía de teatro. Tras la concesión del Nobel, varias de sus obras fueron representadas en ese país y fue nombrado hijo adoptivo de Nueva York.
En España recibió numerosos homenajes y, tras la Guerra Civil, tuvo algunos problemas con el régimen franquista porque en 1933 había participado en la fundación de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética, aunque finalmente acabó logrando la simpatía del dictador.
Amigo de la actriz Mary Carrillo, fue padrino de las populares cómicas hermanas Hurtado y vivió sus últimos años con esta familia en el municipio madrileño de Galapagar, hasta su muerte el 14 de julio de 1954, a los 87 años.
Hijo adoptivo de Galapagar, en este municipio donde descansan sus restos sí se recordará el 150 aniversario con una serie de actividades que se han ido organizando este año. Entre ellas, una lectura pública junto a su sepultura o una ofrenda floral en el monumento erigido en su honor.
Hace unas semanas también se puso en práctica una actividad en una línea local de autobuses, donde fueron colocados 30 volúmenes de "Los intereses creados"" y "El príncipe que todo lo aprendió lo aprendió en los libros" para acercar al público algo de la obra de este autor casi olvidado.