A plantón de jubilados, ¿oídos sordos? (5)
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A plantón de jubilados, ¿oídos sordos? (5)
El tiempo pasó. A estas alturas pocas dudas quedan: en el gobierno de Coahuila, atender las necesidades de los jubilados y pensionados no es algo que interese.
Dos plantones permanentes de 70 días (uno frente a Palacio de Gobierno, otro en Plaza Mayor en Torreón) apenas logró abrir algunas audiencias dominicales con quien todavía cobra como Gobernador y con un par de Secretarios. Las reuniones de seguimiento, desde entonces, se han vuelto menos frecuentes y, hay que decirlo, menos concurridas.
Queda claro que quienes ahora tienen el poder deciden qué les importa y qué no. A qué le dan seguimiento y a qué no. Aquí el asunto es que el sector de los profesores jubilados y pensionados es uno de muchos que no ha tenido la suerte de interesarles. Pero hay otros, muchos, en las mismas circunstancias. Así administran lo público en estas tierras, a su voluntad.
70 días con sus noches. Manifestaciones pacíficas. Y la indiferencia como respuesta.
De parte de los inconformes se procuró la propuesta y la apertura al diálogo. El tiempo que estuvieron apostados fue el mismo que no recibieron señal alguna, de parte del gobierno, parecida a la disponibilidad.
Los líderes charros alabaron al gobierno, pero el tiempo los ha puesto en su lugar. Mucha prensa fue complaciente con quien trae el dinero. Se trató de generar enfrentamientos internos, pero no funcionó. Sobrevivieron esos ataques.
Cuando por fin les abrieron las puertas, algunos fueron incrédulos. Y el tiempo les da la razón.
Los planteamientos siguen prácticamente en el mismo lugar: auditoría externa al servicio médico, derogación de artículos inconstitucionales de la ley de pensiones, normalización del servicio médico. Se constituyeron mesas de trabajo que sirvieron para fragmentar y cansar a los trabajadores. Hasta el ojo más benévolo afirma que el supuesto avance es tan lento que equivale al estancamiento.
Las comparaciones son enfadosas, pero en ocasiones inevitables. Téngase presente lo que sucede en el sureste del País y algunos sectores del Magisterio. Las situaciones y reclamos son diferentes, pero viendo la actitud de las actuales autoridades coahuilenses es imposible no pensar que sólo replicando aquellos extremos escuchan.
Imposible no pensar en la proximidad de las elecciones. Cabría la esperanza de que éste y otros temas avancen votando personas que no pertenezcan a la actual clase política o se haya beneficiado de ella. Lo cual es más fácil de decir que de hacer: todas las oficinas públicas están impregnadas por una clase confeccionada en dos sexenios.
En el ambiente que hay, donde parece urgente renovar los nombres y apellidos de quienes se han apropiado de Coahuila, seguramente la oposición asumirá éste y otros temas. Lo cual, dicho sea de paso, es insuficiente si sólo es parte de una contienda electoral.
La oposición, con cada diputado con cada alcalde que tiene, debiera ya hacerse presente en el tema de los jubilados y pensionados en una agenda permanente. No con la intención de capturar a inconformes y ganar votos, sino mostrándose como una alternativa de solución, capaces, frente a lo que ha sido indiferente para quienes están.
Pensionados y jubilados con necesidades y reclamos desatendidos seguramente terminarán la tregua concedida.
Antes del plantón de 70 días con sus noches, algunas voces alertaban de la costumbre de la simulación en el gobierno. Ahora, sin enojos ni pasiones, tienen la certeza de eso: al actual gobierno lo que le interesa es que pase el tiempo, no que se solucionen sus peticiones.
@victorspena