Peculiar fue la noche para elementos de la Policía Municipal y los jueces calificadores del operativo Antialcohol, pues al menos en dos casos debieron usar la fuerza pública para hacer entrar en razón a dos ebrios conductores. 

El primero de ellos fue Josué Lleverino, quien no sólo no quiso detenerse cuando le marcaron el alto, cerca de las 00:30 horas de ayer, sino que hizo un berrinche al no querer bajarse de su camioneta al ser dictaminado. 

Con todo y su Jeep, Josué fue subido en la plataforma de una grúa, llamando por celular a sus familiares hasta que llegó su hermana, la cual esperaba poder llegar a un acuerdo para que dejaran ir al infractor. 

No obstante, la mujer terminó siendo detenida al bloquear el trabajo de la prensa y dañar un teléfono celular, siendo llevada hasta una patrulla desde donde marcó a su hermano hasta que lo convenció de bajar de la camioneta. 

Josué fue dictaminado y presentaba un alto grado de alcohol en la sangre que rebasaba el límite establecido por la ley para conducir un vehículo, quedando también en calidad de detenido. 

OTRO CASO 

El segundo caso ocurrió alrededor de las 02:00 horas de ayer, cuando un hombre identificado como Daniel, quien conducía un Escort con placas de Durango, casi atropella a los uniformados en su intento por evadir el operativo. 

De inmediato fue detenido y llevado hasta el sitio donde dictaminan a los conductores, pero estaba tan agresivo y bajo los influjos del alcohol que ni siquiera pudo soplar al alcoholímetro, quedando detenido.