Gracias por la paz (2)
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Gracias por la paz (2)
En el marco de la visita presidencial hace un par de semanas, por la entrada al municipio de Piedras Negras, se montó un espectacular agradeciendo al titular del Ejecutivo Nacional por la paz.
Lo ya dicho: El asunto tiene tantas capas de interpretación que es difícil intentar contarlas. No hay buenos contra malos, sino personas en distintos roles según el momento, el interés, la agenda.
El domingo pasado, como primera reacción, se publicó acá que, entre lo seguro, aquello del uso electoral del tema de la seguridad... Y como mandado a hacer: el lunes ya estaban algunas primeras planas ocupándose del asunto, disfrazando de entrevista la publicidad. En fin.
Otra de las muchas aristas es la situación de la actual administración que, por más que se diga, no es tan clara.
En el manejo del discurso, la actual administración aparece como los aires del cambio. Señalaron, a los dos años de haber iniciado, que el asunto estaba complicado. Tomaron las medidas, dicen, y todo mejoró.
¿Cuáles fueron los cambios? Mensajes recibidos como respuesta al anterior escrito insisten que son incontables, históricos e inigualables. Pero, entre ellos, por ejemplo, poco se quiere recordar el primer paso: desaparecer la todopoderosa Fiscalía. ¿Alguien se acuerda?
A ojos de la actual administración, la Fiscalía no sirvió. Y sus razones tendrán. Con el cambio de administración y la desaparición de esa dependencia, cambió también el titular y sus segundos… ¿y luego?
La manera en la que la Fiscalía fue diseñada daba todo el poder a unas pocas manos. Y si las cosas estaban tan mal ¿por qué no se investigó a los responsables? O se les investigó y se concluyó que hicieron todo bien. Y si hicieron todo bien… ¿por qué todo terminó tan mal?
El hilo, dicen, se corta por lo más delgado. Con los cambios a inicios de sexenio hubo algunas olas de depuración de, en la estructura, mandos medios y bajos. ¿Hasta ahí terminó todo? Curioso.
La ausencia de balas tampoco es paz, dicen los críticos. Y nada hay que agradecer: es su chamba.
Sobre todo en el norte de la Entidad, ahí donde apareció el espectacular por la obra y gracia del dinero público, donde abundan los casos de desaparecidos. Están, por supuesto, quienes lamentablemente no tienen nombre ni cara ni quien los defienda o quiera recordar en voz alta. Pero hay otros con familias que se organizan, con preguntas y sin respuestas. Están los de Allende, donde la actual administración insiste en un número no superior a las dos docenas… mientras que la justicia norteamericana, por lo que se sabe, validan varios cientos.
El gobierno de Coahuila dice que, a la brevedad, pedirá el expediente a los tribunales norteamericanos para saber cómo está la cosa según ellos. Curioso, a lo menos, es que los norteamericanos no hayan preguntado al gobierno de Coahuila su versión.
La actual administración actúa lento cuando de la anterior se trata. Tan lento, que parece no trabajan.
No hay paz, así de sencillo. Bajaron los delitos, cierto. Se incrementó la inversión en seguridad y se fortaleció la presencia militar en las calles, nadie lo discute. Pero eso no es paz.
Se armó una fuerza estatal sin rostro, con colores y presencia intimidatoria que ha coleccionado varios señalamientos. Pero los delitos no bajaron por ellos, sino por el ejército. Que Coahuila festeje es también un poco saludar con sombrero ajeno.
Las heridas no sanan. La actual administración ha decretado en varias ocasiones el fin de los temas, pero así no se puede.
@victorspena