Con el tradicional "chupinazo", el prendido del cohete desde el balcón del ayuntamiento, Pamplona se sumergió este mediodía (local) en los Sanfermines, la fiesta popular de España con más proyección internacional. Se extenderá durante nueve días con los encierros de toros como protagonistas.

"Pamploneses, pamplonesas, ¡viva San Fermín!". La consigna que da inicio a la fiesta la gritó este año desde el balcón del ayuntamiento Jesús Ilundáin Zaragüeta, conocido como "El Tuli".

Tiene 85 años y es el impulsor del cántico con el que cada mañana antes del encierro y ante la hornacina del santo, los pamploneses piden protección a San Fermín. Fue elegido por votación popular para el "chupinazo".

La plaza Consistorial de Pamplona, abarrotada de gente, estalló en ese momento una fiesta de camisas blancas y pañuelos rojos y las calles de la ciudad del norte de España se transformaron en un hervidero de personas.

"Esperamos unas fiestas vividas desde la alegría, desde el respeto y desde la igualdad", manifestó el alcalde, Joseba Asiron.

En el tiempo que duran los Sanfermines, los 200,000 habitantes de Pamplona multiplicarán hasta llegar a cerca del millón de personas durante el fin de semana, según algunas estimaciones.

El primero de los ocho encierros de toros se celebrará el jueves por la mañana, coincidiendo con la festividad de San Fermín, y estará protagonizado por astados de la ganadería de Fuente Ymbro. Los temidos Miura serán los que corran el último día.

Cuatro centenares de periodistas de más de una decena de países están acreditados para cubrir los Sanfermines, que hizo mundialmente famosos el escritor estadounidense Ernest Hemingway en su novela "Fiesta".

Cerca de 3,500 agentes policiales velan este año por la seguridad, que enfrenta en las agresiones sexistas uno de sus mayores retos. Este año, además, las autoridades locales han decidido utilizar un repelente de orín en las fachadas de los edificios del centro de Pamplona para garantizar la limpieza de la ciudad.