Bibliotecarios

Usted está aquí

Bibliotecarios

La semana que recientemente terminó fue de los bibliotecarios. El lunes 13, Día del Bibliotecario Coahuilense, inició el Simposium de Bibliotecas y Centros Documentales 2016, organizado por la Asociación Mexicana de Bibliotecarios, A.C. Sección Coahuila y la Asociación de Profesionales de la Información e Inclusión, encabezadas por su presidente, Pablo Márquez Tovar; el Gobierno del Estado a través de la Secretaría de Educación, la Coordinación de Bibliotecas, Publicaciones y Librerías del Estado y el Centro Cultural Vito Alessio Robles; instituciones de educación superior, como el ITESM, la Narro, la UAdeC, el ITS, la UANE y la UVM; los Biblioparques municipales, y asociaciones civiles como AMEVER, Uno TV y Carso.

Este año se programaron charlas y talleres para bibliotecarios en el interesante tema de los espacios y el trato hacia las personas con debilidad visual, además de la entrega de reconocimientos a quienes han ejercido la profesión por determinado número de años.

Como en todos los gremios, en el de los bibliotecarios los hay de vocación y de casualidad. Los primeros son los que por voluntad propia trabajan en lo que les gusta, y los segundos son los que llegaron a una biblioteca por una confluencia de circunstancias muchas veces ajenas a ellos mismos, pero que para fortuna de las instituciones procuran cumplir. Armando Javier Guerra Guerra abrió el simposium con su conferencia “Compartiendo experiencias en Bibliotecas Públicas”, en la que se remitió al tiempo en que fungió como director de Bibliotecas Públicas del Estado y afirmó que los bibliotecarios son lo más valioso de las bibliotecas, y que las bibliotecas no son tales sin ellos, ya que son los “guías turísticos del conocimiento”.

Actualmente, las bibliotecas y centros de información están experimentando cambios tan radicales en sus servicios y en las formas de recuperar la información almacenada en sus repositorios y en otros receptáculos como la web, para hacerla llegar a sus usuarios en distintos medios y soportes. Esto implica la capacitación constante de los bibliotecarios para cumplir con el papel que la sociedad espera de ellos: ser la guía necesaria en el cúmulo de información almacenada en los libros impresos y en las formas modernas de acercarse a ella. El otro aspecto de la biblioteca es el usuario, y también en él hay cambios, uno de ellos por la inclusión y la no discriminación de las personas con capacidades diferentes en una biblioteca a la que tienen derecho de asistir y disfrutar. De esa manera, se pretende que los bibliotecarios coahuilenses puedan, con conocimiento y puntos de referencia y comparación, acercar a los usuarios de sus bibliotecas, sin importar sus condiciones físicas, a la información que buscan.

El tema recuerda que la biblioteca más antigua registrada por la historia fue la reunida en el palacio de Tebas, la gran capital de las 100 puertas del imperio medio egipcio, hace más de tres mil años. Su fundador fue el faraón Ramsés II, “El Gran Conquistador”, vencedor de los hititas en la batalla de Kadesh, cuya otra faceta fue la de “El Gran Señor”, representante de la verdad y el orden al que los griegos conocían por Osimandias. El faraón guerrero hizo colocar en el dintel de la puerta que conducía a su biblioteca un letrero con la leyenda “Remedios del Alma”, y acudía a ella a descansar su cuerpo de gran conquistador y a curar su alma con los remedios que le permitieron conocer la verdad y el orden: sus libros.

Tomás de Kempis también lo expresó en su “Imitación de Cristo”: “En todas partes el descanso busqué y no lo encontré sino en un rincón, con un libro”, lema que mi padre incluyó en el ex libris de su biblioteca. Hoy, Día del Padre, vaya un pequeño homenaje a Óscar Dávila, porque me dio la vida y sus libros.

edsota@yahoo.com.mx
Esperanza Dávila Sota