Marcas

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Marcas

Uno de mis mejores amigos es grabador. Explicado de manera burda su oficio consiste en marcar una superficie: herir, viendo esto metafóricamente. 

1. Hace poco él y yo hablábamos sobre las heridas y la edad, dos temas que invariablemente van unidos. Cumplir años, por otro lado, es un tema recurrente en torno mío en los últimos días en los que me he reencontrado con viejas amistades. Las reuniones, por supuesto, han estado plagadas de clichés, pero también de playlists repletos de éxitos noventeros. Cuando me toca escoger la música de las reuniones, obvio, pongo algo de grunge. Alice in Chains es mi elección. Mis favoritos de una época extraña en la que todos pensaban que el fin del mundo estaba a la vuelta de la esquina. 

2. Prefiero hablar de música que de problemas existenciales propios de treintañeros, aunque también debo admitir que encuentro estos momentos (cuando son colectivos) agradables y me sirven para recordar las cosas buenas que hacen queridos a mis seres queridos, un poco como lo que dice la letra de “You're My best friend”. 

3. Es bueno tener esto en cuenta. No obstante, a veces, en los últimos 20 días, me siento como Ashton Kutcher en The Ranch. Cierto, no soy un jugador de futbol americano al borde del retiro, ni mi padre cuenta con una hacienda, pero he encontrado en la aparente derrota (viendo al retorno como tal) un gran oportunidad para sanar heridas viejas que quizás no sean tan graves, pero no por eso dejan de ser heridas. 

4. Yo ya no quiero tener heridas, le digo a mi amigo. No quiero tener nuevas marcas de guerra. No me interesa presumir mis cicatrices. Me interesa mantenerme a salvo: “un lugar tibio” como al que hace referencia Nine Inch Nails 

5. No es tanto temor, sino hastío. Por eso he optado por enfocarme en nadie que no sea yo. “Eres una persona ensimismada”, me dijo una vez una mujer con la que salía. Puede que sea cierto, no lo sé. No me interesa. Pongo “I Touch Myself” de los Divinyls. No es necesario explicar lo que sigue.