El caldo de las encuestas
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El caldo de las encuestas
Dice un refrán que las encuestas le dicen a quien las contrata lo que éste quiere escuchar. Es como la tierra, la encuesta es de quien la trabaja.
En la elección del domingo pasado quedó demostrado que las encuestas son un negocio para engañar bobos. El votante le sacó la lengua a los encuestadores y de paso le puso los cuernos a los partidos y sus candidatos. En los estados donde hubo elecciones, los gobernadores en calidad de operadores políticos de sus partidos, se tiraron en la hamaca con los resultaos de las encuestas de salida.
Como quiera que sea, la mayoría del electorado le dio la espalda a la clase gobernante y puso de cabeza el estatus político. Los resultados evidenciaron la inconformidad del ciudadano con el partido que lo gobierna, excepción hecha de los estados de Hidalgo, Puebla, Tlaxcala y Zacatecas. Entidades estas en que el voto ciudadano refrendó el trabajo de sus gobernantes tricolores.
¿Para qué sirve una encuesta de salida? Antes que nada, las mandan hacer los canales de televisión como fuente de información para predecir resultados. Y por otro lado, para que los partidos sepan cómo va el comportamiento del electorado durante el desarrollo de la votación.
Si la encuesta les indica que van abajo en la preferencia, los partidos empiezan a movilizar a la estructura electoral, para que quien no haya emitido su voto, lo haga. El ciudadano le dio la vuelta a la tortilla al mentirle a los encuestadores, situación que hizo que en los cuartos de guerra de los partidos y candidatos, el día de la elección depositaran su confianza en resultados anodinos.
Las elecciones del próximo año en Estado de México, Nayarit y Coahuila, serán el preludio de la elección presidencial del 2018. El Edomex tiene un simbolismo especial por ser la cuna del Grupo Atlacomulco —“Atracomulco” es llamado también con sorna— de ahí es el presidente Peña Nieto.
Por su parte, Coahuila es la cuna de la Revolución Maderista de 1910 y de la Revolución Constitucionalista de Venustiano Carranza. Por si fuera poco, es la cuna del PRI, partido engendrado en la muy saltillera arena Obreros del Progreso, parido o apadrinado por el no menos saltillero general Manuel Pérez Treviño, padre de don Álvaro Pérez Treviño, fallecido hace unas semanas en Piedras Negras, víctima de una araña violinista.
Tras la derrota del PRI, Manlio Fabio Beltrones —“basta de llanto, Fabio, baste”, como escribiera nuestra Musa décima Sor Juana Inés de la Cruz— anunció que su partido realizará foros de discusión y análisis para saber qué fue lo qué pasó. Después van a aleccionar a los priístas de a pie y de barrio bajo, mediante sesudos análisis, cómo hacer las cosas para que la gente no les dé la espalda en las urnas de los tres estados que mencioné líneas arriba. No hay prisa pues.
Cuando el proceso electoral del próximo año esté en marcha, también estarán en marcha las acciones judiciales en contra de los gobernadores de Chihuahua y Veracruz. Los gobernadores electos de esas entidades ya les avisaron que los van a procesar penalmente; esto aunado a la cacería que emprendió el “Bronco” Jaime Rodríguez en Nuevo León en contra del exgobernador Rodrigo Medina, su padre y el resto de la pandilla. Castigar a los responsables del saqueo en éstos estados será la bandera de los partidos opositores al PRI, situación que se convertirá en un lastre para los candidatos tricolores en las elecciones de Coahuila, Nayarit y Estado de México.
El PRI no pasa por su mejor momento, ahí han surgido hombres que han engrandecido a ese instituto político, pero también ha sido refugio de pícaros y saqueadores. El año próximo tendrá una vez más una prueba de fuego.