Este domingo en varias entidades de la República se realizan elecciones para renovar las respectivas gubernaturas. En esos estados los ciudadanos  se enfrentarán  a la disyuntiva de votar por el menos peor, por el menos mañoso o por el menos tramposo. Aunque a la postre el triunfador será el más tramposo y el más mañoso. 

Las elecciones en México son un ejercicio en donde los contendientes ponen en práctica toda una gama de marrullerías para ganar en las urnas. Los mapaches electorales tienen una frase maquiavélica, sabihonda, de antología: “Todo lo que se invierta en política es barato”. De allí que durante los procesos electorales, quien está en el poder tiene la oportunidad y los recursos para continuar en el gobierno.

Desde hace varios meses, en los estados donde hay campañas se han tirado con todo; el lodo, por decir lo menos, ha sido el ingrediente principal del debate entre contendientes.

Y para echarle gasolina a la lumbre, las autoridades de Nuevo León anunciaron el pasado viernes que van por el exgobernador de esa entidad y sus cómplices, y por la nada modesta cantidad de 3 mil 600 millones de pesos.

Por otra parte,  en Coahuila las elecciones para renovar la Gubernatura se realizarán el próximo año, pero desde hace meses la sucesión marcha a todo vapor. Muchos actores políticos andan haciendo su lucha, unos recorriendo el estado y reuniéndose con sus simpatizantes, otros a través de las gratuitas redes sociales están en plena promoción.

No se descarta que el próximo año los dirigentes de los partidos políticos anden puerta por puerta buscando ciudadanos decentes para postularlos a los distintos puestos de elección popular, aunque muchos consideran que  con el solo hecho de ser postulado por un partido se puede perder la buena reputación. Así que las candidaturas ciudadanas, consideran unos,  pueden ser la vía más higiénica para llegar al poder. 

En este país, la imagen de los partidos y sus candidatos no pasa por sus mejores momentos. Veremos hasta qué punto las elecciones de hoy, sobre todo las de Tamaulipas, Oaxaca y Veracruz, influyen el proceso muy embrionario todavía, de la sucesión en Coahuila.  

MI DICCIONARIO

Casa amiga.- Dícese de la casa  cerca de la casilla, en donde el votante después de haber emitido el sufragio se reporta para almorzar y cobrar una gratificación por su voto; muestra una fotografía en el teléfono celular de sus boletas ya marcadas. Sirve además de base de operaciones desde donde se controla la operación carrusel.

Operación carrusel.- Dícese del operativo implementado para asegurar el triunfo de un determinado candidato y su partido. Consiste en que un votante cambie las boletas que le dieron para emitir el sufragio por una copias que serán depositadas en la urna. El votante  se lleva las originales para entregarlas al mapache, estas se marcan afuera de la casilla y se las entregan a otro votante para que  las ingrese a las urnas. De esta forma se asegura el voto. Este tipo de marrullería asegura  al final de la jornada hasta 400 votos en favor del partido que lo implementa. El riesgo principal estriba en robarse las primeras boletas.

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