Remesas y escuelas de verano

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Remesas y escuelas de verano

El aumento en las corrientes migratorias mundiales eleva muy considerablemente los fondos enviados por parte de los emigrantes a sus familiares. El elevado desarrollo de esos envíos llamados remesas, se ha disparado desde los primeros años de este siglo debido a los avances en los sistemas de comunicación y al crecimiento de la banca a nivel internacional. Los mexicanos que trabajan en el exterior, principalmente en los Estados Unidos, transfieren con regularidad dinero a sus familiares. Los dólares enviados a México desde los lugares donde viven y trabajan en el vecino país del norte constituyen una importante fuente de ingresos que rebasa con mucho los 20 mil millones de dólares anuales y se convierte en un porcentaje importante del presupuesto anual del País.

Por su ubicación geográfica, Saltillo es paso y estancia de migrantes de otros estados y otros países de Centro y Sudamérica que van en busca del sueño americano. Con todo, los beneficios económicos que resultan de las remesas son mínimos para Coahuila, a pesar de que por sus fronteras cruza una gran cantidad de gente con la esperanza de encontrar del otro lado de la línea divisoria entre ambos países una especie de Jauja, o de tierra prometida, que las más de las veces no es tal. En cambio, ese ingreso es ampliamente beneficioso para estados como Zacatecas, Oaxaca y Jalisco, de donde procede el grueso de los mexicanos que cruzan el río Bravo en busca del trabajo que su tierra no puede darles. A dichos estados sí llegan finalmente los tan anhelados dólares para sacar de la miseria económica a las familias, muchas veces a costa de pérdidas, tanto o más dolorosas que la pobreza, como la desintegración de los mismos hogares.

Saltillo tuvo en otros tiempos una enorme fuente de ingresos en dólares provenientes de las llamadas escuelas de verano para extranjeros. Instituciones tan prestigiadas como el Ateneo Fuente ofrecieron ese tipo de cursos en las vacaciones desde la década de los 40, pero el verdadero auge de las escuelas dedicadas a la enseñanza del español a norteamericanos se dio en la década de los 60 y las siguientes.

Durante esa época, la ciudad se llenaba literalmente, de estudiantes gringos, principalmente jóvenes, hombres y mujeres, pero también adultos, provenientes de todas partes de los Estados Unidos, que venían a tomar los cursos de español.

Una de las más famosas escuelas de verano fue la llamada Universidad Interamericana de Saltillo. En aquellos tiempos, cualquier escuela podía llamarse “universidad”, y la propia palabra incluida en el nombre, era atractiva para los norteamericanos, además de implicar una especie de garantía sobre la seriedad de la institución a la que venían a estudiar por algunas semanas. Esta universidad ofrecía cursos de español todo el año y no sólo en el verano, aunque durante el ciclo escolar la afluencia de estudiantes bajaba considerablemente y sólo impartía cursos formales de español avanzado a profesores universitarios norteamericanos, quienes generalmente ya dominaban el idioma, pero que los aprovechaban para acreditar sus estudios y llevarse una constancia de la Universidad Interamericana, reconocida en todas las instituciones educativas de Estados Unidos.

Esa universidad tuvo su propio edificio en la calle de Murguía, a un lado del Santuario de Guadalupe, y se le conoció como “Parque Azteca”. Un edificio y un nombre muy ad hoc para llamar la atención de los gringos y hacerles sentir que se encontraban verdaderamente en el México que ellos imaginaban, conforme a algunas imágenes y estampas muy difundidas en películas y revistas de la época.

El edificio, con su llamativa fachada de azulejos en motivos mexicanos, todavía sigue en pie, guardando quizás, la añoranza de los tiempos idos.
 edsota@yahoo.com.mx