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¿Alguna vez te has sentido cobarde? 4 maneras para ser valiente
Ser valiente no trata de tener mucha fuerza o de no de sentir miedo. De hecho quien usa la fuerza indiscriminadamente suele ser llamado salvaje, y de quien es incapaz de sentir temor decimos que es insensible e imprudente. La valentía no se mide por la ausencia de miedos, sino por la capacidad de remontarlos.
Recuerdo el maravilloso cuento del Mago de Oz, y como cada uno de sus personajes anhela superar las que ellos creen son sus debilidades. La falta de cerebro o inteligencia en el espantapájaros; la ausencia de corazón en el hombre de lata; la cobardía en el león. Y la gran lección que nos deja el autor, L. Frank Baum, es que ninguna de esas cosas puede ser obtenida simplemente por arte de magia. De hecho el mago no es tal. En la obra, como en la vida real, es el camino recorrido, las experiencias vividas, lo que les va otorgando a cada uno de los personajes eso que necesitan.
Como bien le dice el mago al espantapájaros: “No necesitas un cerebro: aprendes algo nuevo cada día, la experiencia es lo que aporta conocimientos”, y al león: “Lo único que necesitas es confianza en ti mismo. El valor consiste en enfrentarse al peligro cuando se tiene miedo, y tú eso lo tienes en abundancia”.
Sin embargo ninguno de ellos es capaz de creerse sus dotes sino hasta que obtienen un símbolo palpable de lo que anhelan —un cerebro de paja, un corazón de seda, un platón de oro— es decir, de aquello que ya de hecho poseían. En las personas esos símbolos son la reafirmación que obtenemos de nuestros semejantes, pero no siempre conseguimos ser reafirmados de forma positiva y terminamos con la autoestima dañada.
Si tú sientes la necesidad de recuperar el valor, porque de alguna manera la vida te lo ha arrebatado, ¿te has preguntado cómo puedes volver a ser valiente? Aquí te comparto estos consejos.
1. No te rindas
Las personas llamadas valientes son aquellas que no se piensan incapaces de hacer algo, sino que al contrario primero lo intentan y si no lo logran, lo intentan otra vez, y otra hasta conseguirlo o al menos sentirse satisfechos con su esfuerzo.
2. Familiarízate con lo que te asusta
La mejor manera de superar el miedo a algo es familiarizándonos con lo que nos asusta. Conoce y reconoce aquello a lo que temes. Si te disciplinas, pasarás de conocerlo, a enfrentarlo, a terminar dominándolo.
3. Analiza los pros y los contras
Existen miedos que es mejor tenerlos. Por ejemplo, el miedo al fuego, al veneno, a los desastres naturales, a que algo malo acontezca con tus hijos. Ese temor es sano, si no permites que te domine. En cierto sentido, temerle a esas cosas te mantendrá a salvo. Pero para los miedos que nos paralizan y no nos dejan avanzar, lo mejor es descubrir si de verdad vale la pena temerlos o enfrentarlos.
4. Ante el miedo, el “Yo puedo”
El darnos ánimo siempre funciona. Debes convencerte de que nadie mejor que tú para hacer algo. Lo mejor es ir de a poco, pero avanzando siempre. A medida que vayas conquistando tus temores, te será más fácil continuar.
Permíteme insistir en esto: sentir miedo no es algo malo. El miedo es tan natural como sentir sueño o tener hambre. El problema es que con el sueño y con el hambre dormimos o comemos, en cambio con los miedos preferimos que sean otros quienes lo resuelvan. Lo malo de no atrevernos a ser valientes es que terminamos siendo cobardes, y lo malo de ser cobardes, es que no nos deja ser valientes.