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Las siestas tienen potencial para prevenir infartos
Cuando una persona duerme unos 30 minutos después de ingerir alimentos mejora su rendimiento y la digestión, además disminuye el riesgo de padecer estrés e infartos, afirmó la fisioterapeuta, Henar de Frutos Gameros.
Las personas que realizan una siesta lo hacen porque el cerebro requiere descanso, lo que ayuda a resolver problemas, estimula la imaginación y la creatividad, afirmó la especialista.
Luego de comer, una gran cantidad de sangre se dirige al estómago disminuyendo el aporte al cerebro, por lo que este intenta ponerse en estado de ahorro de energía, explicó la fisioterapeuta.
“Dormir la siesta es una buena costumbre siempre y cuando la persona esté cansada y la necesite, de lo contrario no es aconsejable”, señaló De Frutos Gameros.
El tiempo ideal para la siesta es de 30 minutos; sin embargo, para una recarga rápida de energía es suficiente con 10 o 20 minutos. También para mejorar la capacidad cerebral se puede dormir 60 minutos y para aumentar la creatividad unos 90 minutos.
“El descenso de energía ocurre entre las 13:00 y 15:00 horas, y sobre las 14:00 horas existe una ventana fisiológica del sueño en el que la recuperación de energías es mayor”, detalló la especialista.
La especialista resaltó que dormir la siesta mejora el bienestar global, disminuye la hipertensión arterial y el estrés, y favorece el mantenimiento de las funciones cognitivas.