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5 ideas que harán la diferencia entre dormir y amanecer como zombi
¿Te ha pasado que estás en la cama y simplemente no puedes dormir? Si dar vueltas de un lado a otro o contar ovejas ya no te funciona, estoy segura de que estas 5 sencillas ideas harán la diferencia entre dormir y ¡amanecer como zombi!
1. Actividad física
Ya sea que hayas tenido o no un día lleno de actividades, es importante que unas dos horas antes de irte a dormir tengas por lo menos 30 minutos de actividad física. Puedes hacerlo cómodamente en casa o salir, solo calcula tu tiempo y recuerda: este espacio es para comenzar un proceso de relajación, por lo que bajo ninguna razón debes estresarte. Esta actividad tiene como propósito prepararte para tener dulces sueños.
Si estás en casa, te recomiendo lo siguiente: subir y bajar escaleras a buen paso una y otra vez, hazlo sin parar durante 15 o 20 minutos, tus piernas marcarán el ritmo.
Pon una toalla al piso y realiza algunas posturas de yoga. Busca alguna aplicación en tu celular o computadora, muchas son gratuitas. Este es un ejercicio que relaja directamente tu columna vertebral y oxigena tu cerebro.
Si tienes la oportunidad de salir de casa, realiza una caminata por tu vecindario o trota un poco, cuidando tu respiración. Busca sacar todo el estrés acumulado, piensa en ti, en tu bienestar y comienza a relajarte haciendo descansar el cuerpo mediante ejercicio moderado.
2. Alimentación
Nadie mejor que tú sabe qué alimentos te caen pesados en la noche. Busca comer algo muy ligero, una infusión, alguna fruta y si no tienes problemas con la lactosa, un vaso de leche tibia puede ayudarte a conciliar el sueño. Evita a toda costa el café, las grasas o carbohidratos como el pan dulce. El refresco está descartado por supuesto. Algunas personas preferimos un vaso de agua y ¡a la camita!
3. Tu habitación y tu cama
Muchas personas tienen sueño pero lo pierden al momento que llegan a su habitación, pues está desordenada, huele mal, es muy caliente, muy fría, la cama está sucia, la almohada es dura, ¡en fin! Cualquier pretexto para no dormir plácidamente.
Dedica unos minutos a poner las cosas en orden o inclusive usa un fin de semana para cambiar las cortinas —a mí me molesta mucho la luz, por ejemplo—, compra una almohada cómoda y convierte tu recámara en un lugar que invite al sueño.
Trata de trabajar en otro lado que no sea tu cama, acostumbra tu cuerpo y mente a que la cama es para dormir y descansar, de lo contario, puedes pasar horas trabajando y perder la noción de cuándo es necesario ir a dormir. A muchas personas también les ha funcionado sacar la TV de la recámara, pues es una gran tentación quedarse viendo algún programa y cuando se dan cuenta, el sueño se fue y el insomnio apareció.
Apaga celulares y cualquier otro equipo electrónico, si hay alguna emergencia, ten por seguro que te buscarán por otros medios. Entrena tu cuerpo a no contestar mensajes en la noche, a no hacer ni recibir llamadas y mucho menos, revisar tus redes sociales.
4. Tu pareja
Si hay algo que mata el sueño es tener una pareja que ronque, haga ruidos excesivos o se mueva demasiado. Si es el caso, hay que hablar seriamente y juntos revisar los tres puntos anteriores, verifiquen que sus ronquidos no sean problemas más serios de nariz, garganta o sobrepeso. De ser así, es prudente ir al médico y evitar problemas serios como la apnea del sueño. Lleguen a soluciones y acuerdos que les permitan tener sueños y noches tranquilas.
5. Tu mente y tu conciencia
Para la gran mayoría de las personas el insomnio está relacionado con una conciencia intranquila; las deudas, los pendientes y estar constantemente pensando en los problemas que se tienen y la búsqueda de soluciones, que por cierto, no llegan mientras uno está desvelado. Antes de ir a la cama piensa en aquellas cosas que te angustian o te tienen inquieto, anótales y déjalas descansar en tu mesita de noche mientras prometes que mañana las atenderás.
Programa tu mente para tener reposo y paz, lee algunas páginas de un buen libro, practica la respiración, la meditación y sobre todo la oración sincera.
Piensa en todo lo bueno que tienes, sé agradecido con Dios y ve a cama con ese sentimiento. Ya acostado, apaga la luz, cierra tus ojos y busca descansar. ¡Lindos sueños!