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Andrew y Dafne Almazán, los jóvenes sobredotados más brillantes de México
Guadalajara, Jal. Andrew, de 21 años, y Dafne, de 14, se ubican entre los universitarios más jóvenes de México y debido a su trayectoria intelectual podrían ser las mentes brillantes más importantes del país.
Los hermanos Almazán Anaya coinciden en que han llevado una vida feliz y normal, principalmente porque fueron diagnosticados como sobredotados a temprana edad y recibieron un trato especial.
Andrew cursa actualmente un Doctorado en Innovación Educativa en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), cuenta con una maestría en Educación con Acentuación en Desarrollo Cognitivo, así como dos carreras profesionales: medicina y psicología.
A Dafne se le considera la psicóloga titulada más joven en el mundo y una de las universitarias más jóvenes en la historia. A los tres años aprendió a leer y escribir, y a los seis ya sabía hacerlo en inglés, ya que domina el idioma, así como el francés y chino mandarín.
Andrew, como investigador, desarrolló el Perfil del Niño Sobredotado Mexicano, estudio que con más de 800 casos se convierte en la investigación de sobredotados más grande del Siglo XXI a nivel mundial.
Este joven investigador detalló que su objetivo fue realizar una descripción científica sobre los rasgos psicológicos del niño sobredotado y así poder identificarlo para que reciba una atención adecuada.
Añadió que la investigación aporta que entre los sobredotados un 84 por ciento muestra que son niños distraídos, 91 por ciento hiperactivos, 83 por ciento no usan anteojos, 84 por ciento poseen baja tolerancia a la frustración.
También arrojó que 94 por ciento son sensibles en el área emocional, 94 por ciento imponen sus reglas, 90 por ciento son diestros para armar objetos, 92 por ciento conversan con los mayores, 86 por ciento intervienen en pláticas.
Destacó que otras de las características comunes es que aprenden rápido, tienen problemas emocionales, no padecen sobrepeso y 95 por ciento fue diagnosticado erróneamente con TSAH (Hipersensibilidad de los sentidos).
En este aspecto, advirtió la importancia de diagnosticar a los niños sobredotados porque regularmente reciben un mal diagnostico que los lleva a ser considerados menores con autismo y con el Síndrome Asperger (falta de socialización).
En tanto, la psicóloga más joven del mundo comentó: “Entré a la primaria a los 6, como todos, pero en un año la terminé. La secundaria la hice en un año, la preparatoria en dos, y la carrera en tres, es decir, terminé como psicóloga a los 13 años”, dijo.
“Mis papás primero me dejaron que fuera normal, pero detectaron mis posibilidades y me dieron atención especial”, aseguró Dafne, quien reiteró ser feliz, que no perdió su infancia, sino que la vivió diferente y que quiere seguir preparándose para apoyar a otros sobredotados como ella.
Su padre, Asdrúbal Almazán, quien es director general del Centro de Atención al Talento (CEDAT), afirmó que los sobredotados son como todos los niños pero aprenden más rápido.
Sin embargo, mencionó que deben recibir un ambiente especial, convivir con niños igual, pero también juegan y platican pero de acuerdo a sus conocimientos y avance intelectual.
Señala que el estudio es parte de los múltiples proyectos del Departamento de Investigación del CEDAT, única institución en México que, además de atender a los niños sobredotados, realiza labores de investigación científica para aumentar el conocimiento de este sector poblacional y por lo tanto diagnosticarlos y atenderlos de forma eficiente.
El mismo CEDAT considera que en México hay aproximadamente un millón de niños sobredotados, de los cuales, 95 por ciento desconoce su situación por la falta de un diagnóstico oportuno.
Tan sólo en la capital del país se estima que viven cerca de 100 mil niños con inteligencia superior, por lo que el Gobierno del Distrito Federal (GDF) elaboró el Programa Integral para el Diagnóstico y Atención a la Sobredotación Intelectual (PIDASI).
El plan es único en su tipo en el país y busca identificar a quienes por contar con un coeficiente intelectual de entre 130 y 150 puntos, tienen problemas por malos diagnósticos y no reciben la atención adecuada en sus familias e instituciones públicas.