Mitos del petróleo
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Mitos del petróleo
Recuerdo en la escuela primaria, cada 18 de marzo, escuchaba de los maestros la hazaña de don Lázaro Cárdenas, cuando nacionalizó la industria petrolera. Se la quitó a los empresarios ingleses y gringos y la puso en manos del gobierno, para que con el tiempo muchos políticos disfrutaran de sus ganancias.
Yo imaginaba que al cumplir la mayoría de edad, empezaría a cobrar como todo mexicano un cheque personal por las ventas anuales de petróleo. O ya de perdida –y de pérdida- al llegar a una gasolinera, rellenar el tanque gratuitamente. “El petróleo es mío, tuyo, nuestro, de todos los mexicanos, como dijo tata Lázaro”, pensaba. Puro mito.
Nunca fue de los mexicanos. Este 18 de marzo llevarán a los alumnos de alguna escuela primaria a una plaza pública, a que les dé un dolor de cabeza horrible por la asoleada. Pondrán una corona de flores a la estatua de don Lázaro, una banda musical interpretará alguna melodía y un orador de pueblo –si es que todavía existen, en esta despiadada era de las redes sociales, que de todo se burlan, y de una manera impune, sangrienta- pronunciará una perorata, repitiendo una vez más que el petróleo es de los mexicanos.
De hecho, cuando Carlos Salinas de Gortari estuvo en la Presidencia de la República, esta fecha fue arrumbada al cajón de la historia. Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del tata, de su tata, le había puesto una paliza en las urnas al calvo de Agualeguas, pero esa es otra historia, como diría la nana, en tiempos de la nana.
Con la Reforma Energética de este sexenio, la gente pensó que al llegar empresas gringas a explotar “nuestro” petróleo y venderlo en México, las gasolinas las iban a vender más baratas que la petrolera de los mexicanos, Pemex. Otro mito. Llegarán empresas extranjeras a vender gasolina y diesel. Y aclaran, al mismo precio que las vende Pemex.
En lugar de vender su negocio, los gasolineros de aquí, famosos por sus raterías, más bien comprarán una franquicia de alguna famosa compañía tejana o británica que les servirá como bandera para seguir robando a sus paisanos. Como siempre lo han hecho, como lo harán hasta el final de los tiempos.
Casualmente, después de la Reforma Energética, Pemex, la empresa de todos los mexicanos, cayó en quiebra. La están desmantelando. Al final va a quedar puro fierro viejo. Dicen los especialistas financieros que la empresa debe muchos billones de pesos. Nunca se recuperará. Está hasta el cuello de deudas.
En los últimos años han despedido a miles de trabajadores, y este año ya anunciaron que van a despedir a otros miles. Hasta que un director de Pemex, un economista doctorado en una universidad gringa, un yuppie pues, le ponga el cerrojazo final.
La del estribo
Por estos días de peso para abajo y dólar para arriba, los mexicanos nos vamos a distraer con el debate del uso de la mariguana. El Gobierno está organizando foros en distintas regiones del país para que especialistas en el tema de la fumada buena (la nicotina es la mala, esa sólo se quema en el infierno) debatan, discutan sobre la conveniencia de autorizar el uso de la mota con fines recreativos y médicos.
Después de realizados estos foros, algunos especialistas elaborarán sesudos análisis y organizarán otros foros, para informar de los resultados de los primeros foros, un asunto muy fumado pues.
En estos tiempos las autoridades recorren el país para legalizar la mariguana, algo así como para nacionalizarla. Alguien propuso que el Gobierno funde una empresa paraestatal para la comercialización de la mota y ponga al frente a unos yuppies: con el paso de los meses esa empresa sería un desastre, quebraría y se acabaría así para siempre el problema del narcotráfico.