Obispo de Tlaxcala admite que el papa toca "realidades lacerantes" del país

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Obispo de Tlaxcala admite que el papa toca "realidades lacerantes" del país

Foto: Cuartoscuro
El jerarca religioso manifestó que los obispos mexicanos se tienen que "acostumbrar al estilo del papa"

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS.- Luego del fuerte mensaje del papa Francisco a la jerarquía eclesiástica mexicana, Francisco Moreno, obispo del central estado de Tlaxcala, admitió hoy en una entrevista con Efe que, aunque "el papa habla a su estilo", está "tocando realidades lacerantes" del país.

"Algunos piensan que regaña" pero "con sus palabras" el papa "está confirmando ya muchas actitudes de obispos" en el país latinoamericano, que "están comprometidos con el evangelio y con la transformación de la realidad", señaló Moreno.

El jerarca religioso manifestó que los obispos mexicanos se tienen que "acostumbrar al estilo del papa" y toman su discurso papal "como un llamado de conciencia" para que "quien no esté en esa sintonía revise su acción pastoral" y como "un llamado a una conversión profunda".

"Nunca estaremos tan bien que no tengamos que cambiar", agregó.

Señaló también que "no viene el papa a denunciar" ni "a criticar lo negativo", sino a "reforzar" y "confirmar" las acciones de la Iglesia en las "áreas difíciles" de la sociedad.

"Si alguien está atendiendo a los migrantes, es la Iglesia", se defendió el obispo de Tlaxcala, cuya diócesis ha recibido en cinco años a "más de 50.000 migrantes", a quienes se les da hospedaje, alimento, medicina y asesoría jurídica, reivindicó.

Para Moreno el principal reto de la Iglesia mexicana es "mostrar cercanía" y las "puertas abiertas" para acoger a toda la gente, especialmente a los "pobres, los enfermos, los migrantes, los secuestrados, los que son víctimas de la violencia".

"Creo que la Iglesia está comprometida, pero nos vamos a comprometer más con las palabras del santo padre", prometió.

El sábado, en su primera jornada de la visita al país, el papa Francisco lanzó un inesperado mensaje al clero mexicano reunido en la catedral de la Ciudad de México.

Durante su intervención, que en algunos momentos tuvo tonos de reprimenda, el pontífice les pidió que "no minusvaloren el desafío" que el narcotráfico representa para la "sociedad mexicana", incluida la Iglesia.

Les instó a ser "obispos de mirada limpia, de alma transparente, de rostro luminoso", pues "la iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar".

También a no dejarse "corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa", sino a acercarse y abrazar a "la periferia humana y existencial de los territorios desolados de nuestras ciudades".

Les indicó asimismo que no deben "perder tiempo y energía en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas" o en los "vanos proyectos de carrera".

El papa también improvisó sobre el discurso cuando les dijo: "Si tienen que pelearse, peléense. Si tienen que decirse cosas, que se las digan. Pero como hombres, en la cara".