Política y tradición penitenciaria

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Política y tradición penitenciaria

La semana que terminó fue de mucha actividad. La República está de fiesta, una aureola de paz y concordia desborda las televisoras, todos muy contentos con la visita del obispo de Roma, el Papa Francisco Bergoglio.

La visita está enmarcada por el derramamiento de sangre en una revuelta en el emblemático penal del Topo Chico en Nuevo León. Un torito para el ‘Bronco’ Jaime Rodríguez, quien utilizó las redes sociales para posicionarse en el ánimo de los electores y sacar a patadas del gobierno a Medina y toda la pandilla. Aunque se vio lento para salir a dar información de los hechos, se olvidó el ‘Bronco’ de las redes sociales.

Dicho penal del Topo Chico está en el corazón de muchos coahuilenses que han sido huéspedes distinguidos, en especial, ese indómito coahuilense: Santana Armando Guadiana Tijerina, tirador de mucho peso al Gobierno de Coahuila. De todos los aspirantes, el indómito Guadiana es el único independiente serio que aspira al alto cargo.

Esas camas de cemento, esas rejas, que han tenido a buen resguardo lo mismo a raterillos de poca monta que a delincuentes de cuello blanco y también a narcotraficantes, fueron esta semana el escenario de una trifulca en la que muchos delincuentes asesinaron a sus compañeros de cama y mesa. Pleito de mafiosos de alto nivel, según la versión oficial, que se disputaban el control del penal.

Atrás quedaron aquellos años pacíficos, cuando quienes allí hacían morada forzosa, departían en completa camaradería. En ese penal del Topo Chico, verbigracia, el ilustre don Belisario López Téllez, hace varios lustros dirigía con sabiduría y buen tino a todo tipo de criminales. Don Belisario era una autentica piola, según recordaron los familiares de los reos a las puertas del Topo Chico.

Cuando don Belisario gobernaba el Topo Chico, nunca hubo motines ni autogobierno, ni mucho menos muertos. Ese don Belisario, contemporáneo de Guadiana en el penacho del Topo Chico —a reserva de que el indómito me corrija—, trabó muy buena amistad con el empresario ganadero. Y decir que Santana Armando estuvo a la sombra allá por los años 90 del siglo pasado, no es una afrenta a su persona, sino una raya más al tigre. El coahuilense salió del penal con la frente en alto, como luego se dice, vamos, como todo un Humberto de los cortijos judiciales españoles. 

Estuvo preso por evasión fiscal, pero arregló su asunto, de manera que esa mancha del pasado no se convierta en un óbice para sus solemnes aspiraciones políticas. Es el más serio de todos los suspirantes: así de seria es la política coahuilteca, en el terreno pantanoso de la política, Guadiana no se anda con dobleces ni dobles discursos. Recordemos aquella frase que quedó para la eternidad en el anecdotario político: “Honrao, honrao, honrao, no. Nomás honrao”.

Caer en el bote a estas alturas del partido no es para avergonzar a nadie, es un sello que distingue a la clase política. Ahí tiene a usted a ese expoderoso funcionario del sexenio anterior, Javier Villarreal Hernández, a quien le crearon el SATEC para que toda la lana que recaudara el Gobierno fuera a caer directamente a sus bolsillos. VANGUARDIA publicó la primera fotografía del delincuente, al momento en que las autoridades lo estaban fichando. Luego le echaron el guante en Texas, donde tuvo un buen arreglo con los gringos para echar de cabeza a todos sus cómplices.

El exgobernador Humberto Moreira, aunque muy pocos días, también estuvo a la sombra en un penal de España. Otro exgobernador, don Jorge Torres López, también ha distinguido a los coahuilenses con sus fichas de búsqueda, aunque no ha dormido a la sombra, tiene sobre su lomo una orden de aprehensión girada, obsequiada dicen los leguleyos, pedida y dada decimos nosotros, por las autoridades gringas.

Dejemos estos mundanos temas para abordar la visita del papa Francisco Bergoglio. Nos congregamos algunos señores  en la tienda de la esquina, en el muy saltillero barrio del Topo Chico, que nada tiene de penitenciario aunque sí mucho de pendenciero  —bueno, las aguas han corrido— para ver en la televisión la trasmisión de la visita papal.

En eso dijo don Policarpo el tendero: “caramba, esa organización de la iglesia ha rendido muy buenos frutos, ahora usan aviones, helicópteros y vehículos papales. Si empezaron con un burro emprestado...”. Recordando sin duda el pasaje bíblico, cuando Jesús le dijo a dos de sus apóstoles que fueran por un burro para entrar en Jerusalén.

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