Toronto. Zach LaVine aterrizó este jueves en la ciudad de Toronto con la intención irrebatible de ganarse un lugar definitivo entre el selecto grupo de estrellas de la NBA. El base de los Wolves inició de una manera inmejorable su segunda participación en el All-Star Weekend con el galardón al MVP del Rising Star Challenge gracias a sus 30 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias en la vendetta particular del equipo de Estados Unidos sobre el de componentes del resto del mundo.

Apenas 24 horas después, LaVine volvería a exigir una nueva dosis de protagonismo coincidiendo con la celebración del Slam Dunk Contest, plato fuerte del segundo día de actividades, donde defendía la corona del pasado curso. Y no defraudó. El sophomore dio una nueva exhibición de potencia y explosividad para repetir como campeón del concurso de mates tras conseguir un pleno de puntuación en todos sus intentos de la gran final.

La ronda inicial dio comienzo con clavadas que no estuvieron a la altura de tal evento de Will Barton y Andre Drummond, mientras que el propio LaVine y Aaron Gordon, su rival en la final, ponían toda la carne sobre el asador y daban a entender que el premio sería cosa de ellos dos.

De hecho, fue el jugador de los Magic el que firmó el mejor clavada del torneo, aunque la mayor regularidad de LaVine, con finalizaciones espectaculares pero muy similares a las de la edición de 2015, fueron suficientes para convencer a un jurado de lujo formado por Tracy McGrady, Dikembe Mutombo, Shaquille O’Neal y Magic Johnson.