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Para romper el silencio: ‘En Primera Plana’
Calificación: 9 de diez
Hay temas tan importantes que, tarde o temprano, tienen que ser contados. Por obligación, por responsabilidad social, porque uno sólo puede callar hasta cierto punto. Alguien tenía que decir que el abuso a menores de edad por parte de curas católicos era mucho más grave de lo que se pensaba. Para eso tuvo que llegar el Boston Globe, cuyo trabajo hoy llega a la pantalla grande con “En Primera Plana” (“Spotlight”), una cinta que tiene la misma necesidad de ser contada, como los reporteros descubrieron al hacer esta investigación. El tema, entonces, se vuelve parte esencial e impactante de la película, aquí incrementando sus poderes gracias a un elenco de primera, a una dirección sólida y un gran cuidado en no caer en el melodrama fácil, sino entregando un thriller periodístico inteligente que impacta en muchos niveles.
La cinta está basada en el reportaje que ganó en 2003 el premio Pulitzer por Servicio Social, donde un equipo especial del periódico Boston Globe, llamado Spotlight, recibe como orden de su nuevo editor investigar los casos de abusos a menores por curas. Indagando en un montón de información que ya se tenía a la mano, oculta por las sombras de una indiferencia colectiva, ellos van descubriendo paso a paso que el problema es mucho mayor de lo que se pensaba. Y más que luchar contra la iglesia católica y su inmenso poder, tendrán que luchar contra el silencio, impuesto también por ellos mismos y que de forma tan efectiva había impulsado que este tipo de atroces situaciones se propagaran por años sin que hubiera una solución. Las puertas se cierran, las voces se callan, tienen que correr de un lado a otro en busca de las pruebas definitivas.
El tema de una película a veces es más importante que la película en sí, o bien al revés, la cinta está tan bien contada que la historia pasa a segundo plano. La forma y el fondo. Es decir, en esta película el tema central habla por sí solo. Por su cuenta tiene valor e impacta profundamente. No se necesita nada más. Es más, un tema semejante ya ha sido tocado desde muchos ángulos, por ejemplo, con la misma investigación en que se basa ¿por qué iba a ser importante contarlo de nuevo? Existen varias razones, pero la principal sería que hay temas cuyo énfasis nunca es suficiente. Nunca basta contarlo un determinado número de veces, como, por ejemplo, El Holocausto, la esclavitud... esas atrocidades de la humanidad que vale la pena remarcar no sólo por su capacidad dramática, sino para no repetir los mismos errores.
“En Primera Plana” está lejos de ser un disco rayado. Otra razón para contar esto de nuevo es la mencionada forma de hacerlo. La película cuenta todo desde el ángulo periodístico, no entra en la fe, ni en el punto de vista religioso. Son los reporteros, las víctimas y los abogados quienes hablan. Pero lejos de ser una estructura didáctica, esto le brinda bastante energía a todo el asunto. El ritmo nos transmite la pasión de estos investigadores, nos hace conectar con ellos y casi nos hace ver el mundo a través de sus ojos, con un retrato muy honesto del ámbito periodístico y la energía que despierta. Esto es en gran parte gracias a un elenco espectacular, donde tenemos actuaciones de Michael Keaton, Mark Ruffalo, Rachel McAdams, Liev Schreiber y Stanley Tucci, todos magníficos (en especial Ruffalo).
De las actuaciones vale la pena resaltar que se trata de personajes humanos. Los actores transmiten estos matices de una forma tan sutil, tan imperceptible, que se transforman en otras personas casi sin que nos demos cuenta. Este tipo de actuación tiene gran paralelismo con el resto de la película, es decir, una interpretación que deja que las cosas se cuenten por sí solas, sin necesidad de forzar los sentimientos. Ninguno de ellos llora, no necesitan gritar (quizá sólo un par de veces), su actuación es sutil y es gracias a esa sutileza que es más efectiva, más realista, más honesta. La transformación es difícil de explicar, hace falta verla, sentirla (o más bien no sentirla), para dejarnos llevar.
Y es la gran capacidad de esta película (y de todas las buenas películas, en realidad), absorbernos desde el principio, hasta que nos olvidamos que estamos en un cine. Todo acontece de forma tan desenvuelta, que aunque ya intuyamos el final, no podemos evitar sentirnos fascinados, casi como si nosotros mismos estuviéramos investigando el asunto. El impacto del tema, entonces, alcanza otro nivel. Nos involucra, nos habla a nosotros, como si fuéramos los lectores del Boston Globe. Al transmitir de esta forma un asunto tan importante, quienes desconozcan el tema, incluso personas practicantes del catolicismo, o gente que sabe poco del asunto, recibirá la informción como un golpe. El tema se conoce, sí, pero no a este nivel, un nivel que expone la problemática en todas sus dimensiones.
El trabajo se completa con el verdadero mensaje final de al cinta: todo el mundo es culpable. Todos están involucrados por su silencio. Hasta los mismos periodistas entran en este conflicto, además de aquellos que tenían, hasta cierto punto, creencias católicas y se ven alterados por su descubrimiento. De la misma forma, la parte de las víctimas completa el cuadro. Aunque son escenas muy concretas, los testimonios de los afectados son desgarradores y dejan ver la extensión del daño. Sin ser demasiado morbosas, logran su cometido: reflejar una sociedad católica y las consecuencias negativas de una fe ciega que pone a los sacerdotes casi como si fueran Dios mismo. La vulnerabilidad de los inocentes, las consecuencias de un mal que afecta a toda la sociedad y donde nadie se salva.
Siempre que una película aclama a los cuatro vientos estar basada en hechos reales, me parece una manipulación muy pobre. Siento que en muchos casos se utiliza para acentuar un hecho, ya que, por sí sola, la película no puede lograr ser tan impactante. Se tiene que decir “basado en hechos reales” para que sintamos el drama más allá o nos asombremos. “En Primera Plana”, sin embargo, es uno de esos raros casos donde de verdad es importante decir que lo acontecido sucede en la vida real. Sí, es ficción, pero lo aterrador es que está inspirado en una realidad atroz que nos rodea todo el tiempo. La cinta entonces trasciende su medio y, casi como si fuera un documental, se vuelve un reportaje periodístico (u otro acercamiento, una relectura, de ese reportaje). Un énfasis, un poner el dedo en llaga. Señalar, como reporteros, tanto cineasta como espectadores, un hecho que todavía tiene algo muy importante que decirnos.
El dato
> Director: Tom McCarthy.
> Elenco: Michael Keaton, Mark Ruffalo, Rache McAdams, Liev Schreiber y Stanley Tucci.
> Género: Drama
> Clasificación: B
> Duración 129 minutos