La ministra de Justicia de Francia, Christiane Taubira, dimitió hoy a causa de divergencias sobre la proyectada reforma de la Constitución, informó el palacio del Elíseo en París.

Taubira coincidió con el presidente François Hollande en la necesidad de abandonar su cargo al comenzar el debate en la Asamblea Nacional (Parlamento) sobre la reforma constitucional, precisó el Elíseo.

En varias ocasiones, Taubira había manifestado públicamente su rechazo a los planes del Gobierno de retirar la ciudadanía francesa a aquellos terroristas que hayan sido condenados y que tengan también otra nacionalidad. Hollande había anunciado esta medida a raíz de los atentados terroristas del pasado 13 de noviembre en París, que causaron 130 muertos.

"A veces, resistir significa quedarse, a veces resistir significa irse", escribió Taubira en Twitter. "Por lealtad a uno mismo, a nosotros, para que la ética y el derecho tengan la última palabra", agregó la ahora ex ministra.

Hollande nombró como sucesor de Taubira al socialista Jean-Jacques Urvoas, hasta ahora presidente de la Comisión de Derecho de la Asamblea Nacional. Urvoas, de 56 años, desempeñó el año pasado un papel clave en la aprobación de la nueva ley sobre los servicios de inteligencia.

Según informó el palacio del Elíseo, la reforma constitucional comenzará a ser discutida este miércoles en la Comisión de Derecho de la Asamblea Nacional.

Taubira era considerada una figura icónica del ala izquierda en el Gobierno. Se dio a conocer sobre todo como enérgica defensora de la ley para legalizar el matrimonio homosexual en Francia. La ley fue aprobada a principios de 2013 tras enconados enfrentamientos y protestas masivas por parte de detractores.

Respecto a la proyectada reforma constitucional, Taubira había afirmado que retirar la ciudadanía francesa a terroristas que poseen una doble nacionalidad no sería conveniente porque su eficacia sería "absolutamente ridícula". No obstante, siempre había asegurado que defendería el proyecto en el Parlamento en nombre del Gobierno.

Hasta el momento, una persona solo puede perder la ciudadanía francesa si la ha recibido a lo largo de su vida. Quien nace como francés nunca puede perderla, aunque también tenga el pasaporte de otro país. El primer ministro francés, Manuel Valls, había calificado la retirada de la nacionalidad como una "medida simbólica".