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¿Por qué gustan las caras bonitas?
Ver rostros bellos influye en el sistema de recompensa del cerebro, el mismo que se activa cuando comemos algo sabroso o ganamos la lotería. De hecho, contemplar caras hermosas produce aún más deseo de seguir viéndolas, según los últimos estudios científicos.
La investigadora Olga Chelnokova ha explorado cómo nuestro sistema visual es capaz de dirigir la atención a la información más importante de una cara, en un trabajo doctoral para el Departamento de Psicología de la Universidad de Oslo en Noruega.
En este estudio, los científicos permitieron a los participantes ver una serie de imágenes de caras calificadas previamente como muy atractivas, medianamente atractivas o menos atractivas. A continuación, los participantes tuvieron que calificar los rostros más atractivos de entre todos los que visionaron.
Los investigadores descubrieron que la observación de caras bonitas tiene como resultado cambios en el comportamiento del observador, como aumentar las ganas de seguir mirándolas.
Este fenómeno ha sido constatado por primera vez en este estudio noruego, según el servicio de noticias científicas “Sinc”.
En efecto, durante los experimentos, Chelnokova comprobó que al puntuar las caras más atractivas, los participantes se mostraron dispuestos a seguir pulsando el botón que indicaba el grado de atractivo de dichas caras, para poder seguir viéndolas durante más tiempo. Asimismo, miraban durante mucho rato a los ojos de las personas que aparecían en las fotos.
Consultada por Efe sobre si la totalidad o la mayoría de las personas tienden a juzgar elatractivo de un rostro de forma similar, Chelnokova señala que “las personas muestran un alto nivel de acuerdo en sus juicios sobre el de atractivo o la belleza facial, pero debemos ser cautos con nuestras suposiciones al respecto”.
Esta investigadora admite que “no se sabe mucho acerca de cómo determinadas experiencias individuales pueden afectar lo que una persona ve, ya que esa interrelación subjetiva entre sentimientos, experiencia y respuesta, es muy difícil de capturar, comparar y analizar”.
“Algunos estudios han demostrado que, hasta cierto punto, preferimos a las personas que se parecen a nosotros, y que esa autosemejanza hace que algunas caras nos parezcan más atractivas”, señala Chelnokova, quien también aclara que “este es solo uno de los múltiples factores que conducen nuestras preferencias sobre la belleza a un dominio más subjetivo”.
Lo más destacable, en opinión de esta investigadora, “no es aquello que hace que nuestras preferencias de belleza sean únicas, sino más bien aquello que las hace similares en un grado muy alto”.