Corrupción en el IEEA
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Corrupción en el IEEA
¿Hasta dónde puede llegar el engaño y la mentira, producto de la ambición, de los malos políticos y funcionario de gobierno?
No lo sabía yo, es más ni noción tenía, lo juro. La vedad es que en esos asuntos me jacto de ser harto neófito, porque decir que inocente sería mucho.
Pero lo supe, supe los límites de los políticos nefastos, el día que conocí la historia de doña Vicenta Sánchez Limón, una campesina avecindada en el ejido Pilar de Richardson y a la que el IEEA le otorgó un certificado de secundaria, sin que ella supiera leer ni escribir.
En lugar de engendrar coraje, esto provocó las risas de Juan, el esposo de Vicenta, y sus seis hijos que entendieron, a manera de lección, hasta dónde llega la corrupción en este país y en Coahuila.
Doña Vicenta no sabía leer, no conocía la o por lo redondo, como decía Juan, porque había desertado de la primaria del rancho desde primer año, víctima del bullying rural, y jamás vuelto a pisar una escuela en su vida.
Con frecuencia la hacían tonta con las ferias en la tienda del Pilar y su marido, hombre instruido por méritos autodidactas, tenía que regresar a reclamar el vuelto.
Hasta que un día llegó una de esas famosas promotoras del IEEA o INEA, es la misma gata, le entregó un examen y le pidió que lo contestara.
Si pasaba la prueba, dijo, le daría su título de secundaria.
¿Cómo jijos iba a ser eso, si Vicenta no sabía leer y por supuesto que ni escribir?, le dijo a la seudo-maestra, y ésta le contestó que no importaba, que así, le recogió el papel en blanco, le tomó una fotografía y le prometió volver en 15 días con su certificado de secundaria.
Y cumplió. A las dos semanas se presentó otro promotor con un diploma oficial donde constaba que Vicenta había concluido satisfactoriamente sus estudios secundarios.
No hubo misa ni cena-baile de graduación, pero Juan, el esposo de Vicenta, y sus hijos, celebraron con agrado, qué más les quedaba, la mala broma del Gobierno.
Hoy Vicenta sigue sin saber leer ni escribir y los políticos presumiendo que Coahuila ocupa uno de los primeros lugares en alfabetización de adultos a nivel nacional.
Qué poca abuela, ¿no?